Solemos recurrir a ellas en momentos SOS, cuando el pelo dice basta y se apaga como por arte de magia. O cuando se vuelve quebradizo y las puntas se abren con solo mirarlas. Las mascarillas son el último recurso de muchas, cuando deberían ser el primero y formar parte de la rutina de lavado, un par de veces por semana.
¿Qué proporcionan a nuestro cabello?
A grandes rasgos, la mascarilla ofrece nutrición e hidratación en profundidad. Mamen Almela, cofundadora de Green Hair Beauty, en Madrid, destaca que, "aporta nutrientes, brillo y vuelve a humectar el cabello". Por otro lado, "repara el cabello dañado a través de los aminoácidos". Y además, sirve como protector de agentes externos a los que nos exponemos a diario.
¿Cómo elegimos la que mejor nos va?
Este producto, que actúa como botiquín para melenas perjudicadas, debe ser seleccionado en función de la carencia capilar de cada cabellera. Por eso es importante saber qué problema presenta nuestro pelo antes de decidirse por una, (si está seco, fino, graso, etc.)
"Para nosotros la mejor mascarilla es la que no contiene sulfatos ni parabenes", afirman expertos de la marca ecológica Leonor Greyl. "Son una ayuda para reconstruir el cabello con los mismos ácidos que se encuentran en el pelo joven" y la mejor forma de aplicarla, según Mamen Almela, es "cuando tengamos tiempo y no vayamos corriendo, porque hay que dejarla actuar durante varios minutos".
Nos la podemos poner en la ducha, pero desde Leonor Greyl recomiendan "colocarla en un bol y aplicarla con una brocha sobre el cabello, dejándola actuar de 5 a 10 min". También advierten de la importancia de "respetar los minutos de tratamiento sugeridos en el envase, ya que, de lo contrario, si el producto permanece más tiempo, el resultado es contraproducente y la fibra capilar se deshidrata".
Tips
-Si colocamos una toalla en la cabeza mientras actúa la mascarilla, el efecto se multiplica.
-Una vez que hemos extendido el producto, el peine nos ayudará a repartirlo bien en todo el pelo, de medios a puntas.
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