'¿Qué peluquero me recomiendas?', 'Me han hablado de esta peluquería, ¿crees que me gustará?' Estas son algunas de las preguntas más habituales que puede escuchar un redactor de belleza. Y es que no es fácil dar con nuestro peluquero ideal. Lo primero, además, es que, para gustos ¡colores! Y ese que para ti es un artesano con las tijeras y siempre da en el clavo, puede no convencer a otra persona. Por eso, cuando por uno u otro motivo te ves obligada a cambiar de peluquería, no es sencillo acertar.
Además, en ocasiones, hay que añadir que cuando estamos probando peluquerías, nuestro estilista y nosotras mismas es como si habláramos idiomas diferentes, no nos entendemos e intentas explicarle con dificultad lo que quieres, aún teniéndolo tú muy claro.
Con la ayuda de los expertos de los salones de peluquería David Künzle vamos a darte una serie de tips para que, la próxima vez, ¡aciertes!
1. Objetivo: entenderte con el peluquero
Aunque muchas os sabéis de memoria las tendencias gracias a las webs y revistas de estilo, no siempre tenemos claros los términos. Y es que, ¿sabes lo que es un corte desfilado, bob, degradado o wavy?... Tal vez no, pero mucho peor es cuando piensas que él tiene la misma idea que tú en mente y, una vez que el peluquero termina, acabas con un corte insatisfactorio que no era lo que esperabas. Por eso, en lugar de usar términos que tal vez no controlas, explica de una manera sencilla lo que te gusta y lo que no. Tu estilista enseguida lo comprenderá e intentará ser más preciso sobre el corte, peinado, etc… hablando por ejemplo de cortar 3 cm en vez de puntas, visualizando así el resultado. Antes de pasar a que nos laven el cabello, intenta que te hagan un resumen de la propuesta final, para así no llevarnos sorpresas desagradables. Siempre es bueno dedicar unos minutos previos de diálogo con el peluquero, aclarando desde el principio todas las dudas y permitiendo que también pueda trabajar más confiado en lo que va a hacer.
Ten en cuenta que un buen profesional no se lanza a cortar sin antes estudiar las facciones, la textura del pelo y el estilo personal de cada mujer. Antes de pedir una cita, puedes también acompañar a una amiga para ver si te convence.
2. Si das en el clavo, ¡sé fiel!
Acudir siempre a la misma peluquería, una vez que tengamos confianza plena en ellos, es primordial, ya que tu
peluquero necesita tiempo para conocerte, tu cabello, tus gustos, etc… para estar satisfecha y repetir la próxima vez.
3. No decidas nunca sobre la marcha
Todo cambio supone un riesgo si antes no lo has meditado. Afortunadamente el cabello crece y es moldeable, pero mejor llevarlo todo claro. Si tienes dudas, puedes mostrarle unas fotos con el corte o peinado elegido, ya que una imagen dice más que mil palabras. Lo mismo a la hora de entrar en una peluquería. No te metas en la primera que encuentres, sin antes haber investigado un poco. Para evitar sorpresas desagradables, conviene realizar una pequeña labor de investigación de campo para seleccionar al estilista que mejor se puede adaptar a tu estilo y personalidad. Antes de decidirte por una transformación radical, acude al salón seleccionado a hacerte sólo un servicio de lavado y peinado. Así podrás ir observando, sin compromiso posterior.
4. Escucha a tu estilista
Ten en cuenta que él es el experto ¡y estás en sus manos! Sus consejos pueden ser muy útiles en caso de que el corte elegido no sea el adecuado para tu rostro o por la calidad de tu cabello o bien el poco tiempo que tienes para arreglarte.
También es importante que sepas que tanto un buen corte como un buen color realzan tu imagen pero no hacen milagros, por lo que tampoco hay que pedir lo imposible. No siempre el corte que a ti más te gusta, es el que más te favorece. Eso sí, desconfía de quien quiera imponerte un color o corte con el que no te sientas identificada. Al fin y al cabo, tú eres quien vas a verte a diario en el espejo.
5. ¿Y después?
No salgas del salón sin estar segura de saber cómo recrear el peinado en casa -cómo peinarlo y cómo mantenerlo-, a no ser que estés dispuesta a acudir a la peluquería a lavar y marcar tres veces por semana.