Lo confieso: he probado más protectores solares de los que puedo contar. Es lo que tiene ser editora de belleza, que tu piel se convierte en un campo de prueba, ensayo y error. Y aunque siempre he sabido que el fotoprotector es el paso más importante de la rutina (sí, incluso en días nublados o cuando no sales de casa), durante años fue un hábito que me costó incorporar en mi día a día. ¿La razón? Mi piel es grasa y las texturas de la mayoría de los protectores solares eran pesadas, dejando brillos indeseados y, en ocasiones, incluso aparición de granitos por la obstrucción de los poros. Hasta ahora.
Porque sí, he encontrado el fotoprotector. Con mayúsculas. Se llama Anthelios UVAir Fluido SPF50+ de La Roche-Posay y te prometo que es todo lo que siempre quise y nunca encontré. Invisible, ultraligero, oil-free, antiedad, antioxidante, y encima funciona como una prebase de maquillaje perfecta. Te lo cuento con pelos y señales porque si eres de las que se olvida del protector solar o todavía no ha encontrado uno que supere sus expectativas –porque, como yo, tienes la piel grasa y te cuesta encontrar formulaciones que se adapten a ti–, esto te interesa.
Nunca pensé que diría esto de un fotoprotector, pero lo amo
¿Sabes esa sensación de ponerte algo en la piel y olvidarte al minuto de que lo llevas? Así es este fluido. Literalmente, se siente como aire. Nada de brillos, nada de pesadez, cero rastros de residuos blancos. Es tan ligero que ni siquiera parece un protector solar, pero su protección es de las más altas del mercado: SPF50+ con filtros avanzados UVA/UVB, que previenen desde las arrugas hasta las manchas (y lo más importante, problemas cutáneos más serios, como el cáncer de piel).
Cuando lo probé por primera vez, pensé: “Vale, otra fórmula ligera, veremos cuánto tarda en sacarme brillos”. Pasaron las horas y mi piel seguía con ese acabado mate, pero natural que solo he conseguido con las mejores prebases de maquillaje. ¿Lo mejor? No reseca. Tiene ácido hialurónico y niacinamida, así que hidrata mientras mantiene los brillos a raya. Una joya cosmética, vaya.
Lo invisible también protege (y mucho)
Una de las cosas que más odio de algunos protectores solares es ese halo blanquecino que te hace parecer pálida. Y con el nuevo de La Roche Posay no ocurre. Es completamente invisible, incluso en pieles morenas. De hecho, muchas lo están usando como base previa al maquillaje porque además de proteger, mejora la adherencia y cómo se asienta la base. Yo he salido de casa solo con este fluido y un toque de colorete en crema y, honestamente, no he echado de menos aplicarme otros productos.
Y si te preocupa que obstruya los poros o aparezcan los típicos granitos – lo entiendo, yo también he pasado por ahí –, este fotoprotector antioxidante, antiedad e invisible es para ti. Libre de aceites, no comedogénico y testado en pieles sensibles, incluso con tendencia al acné. Lo he llevado (y reaplicado cada dos horas) durante largas jornadas de (tele)trabajo, paseos al sol y maquillaje encima, y ni un granito. Palabra de editora.
Antiedad, antioxidante y anti-excusas
Ahora que estoy más concienciada que nunca con la protección solar (cosas de cumplir años, qué te voy a contar), valoro especialmente que un producto no solo proteja del sol, sino también de la contaminación, la luz azul y el estrés oxidativo. Este fluido tiene una acción antioxidante que dura hasta 16 horas, gracias a su fórmula con vitamina E y agua termal de La Roche-Posay. Además, contiene niacinamida, un ingrediente que adoro porque mejora la textura, unifica el tono y refuerza la barrera cutánea. Y sí, también combate manchas y signos de la edad. Es decir, es protector, tratamiento, prebase y escudo urbano, un todo en uno.
“Pero yo trabajo desde casa, no necesito protección…” Error. Esta es una de las excusas que más escucho y que más me cuesta desmontar. Porque, aunque no salgas de casa, la radiación UVA (la que más envejece la piel) atraviesa las ventanas. Y la luz azul de las pantallas tampoco ayuda. ¿La solución? Incorporar este fluido como último paso de tu rutina facial. Te lo aplicas después de la hidratante y antes del maquillaje (si te maquillas) y listo. Ni lo notas, es invisible, como el aire, pero tu piel sí lo nota.
¿Otra ventaja? Es resistente al sudor y al agua, así que también es perfecto para entrenar, para días de calor y para escapadas al aire libre. Y como viene en un formato pequeño, lo llevo siempre en el bolso para reaplicar (sí, hay que reaplicar cada dos horas si estás expuesta al sol, aunque nos dé pereza. Hazlo, tu piel del futuro te lo va a agradecer).
Cómo lo uso yo (y cómo deberías usarlo tú)
Antes de salir de casa, agito bien el envase y aplico una cantidad generosa – el tamaño de dos dedos – sobre rostro, cuello y escote. No lo masajeo mucho, lo dejo que se funda solo con la piel. En segundos, desaparece. Y si sé que estaré expuesta más tiempo, me lo reaplico como dice el manual: después de sudar, nadar o secarme con toalla. Y, si voy maquillada, caliento la fórmula entre la yema de mis dedos y lo aplico por el rostro a pequeños toquecitos. Recuerda que es invisible y, por eso, el maquillaje se mantiene intacto.
Muchas veces aplico el fotoprotector solo, porque sus ingredientes ya hidratan bastante (gracias, ácido hialurónico). El acabado mate es una fantasía, sobre todo si tienes la piel mixta o grasa. Y para las pieles sensibles, una maravilla: sin parabenos y testado dermatológicamente. ¿Alguien da más?
En resumen, llevo años buscando un protector solar que me guste de verdad. Que no solo tolere, sino que me encante usar. Y puedo decir que lo he encontrado. El Anthelios UVAir SPF50+ de La Roche-Posay es, sin exagerar, el mejor que he probado. Y eso lo dice una editora que ha tenido en sus manos (y en su cara) literalmente cientos de fórmulas solares. Protege, trata, hidrata, matifica, es invisible, ligero, cómodo y queda genial con maquillaje. ¿Qué más se puede pedir? Solo una cosa: que nunca lo descataloguen.