En la última década hemos vivido el boom de los productos de contouring que esculpen los rasgos a base de sombras oscuras y de los iluminadores que hacen lo propio con técnicas como el strobing. La nueva era del maquillaje ha erigido al colorete como rey indiscutible del neceser, impulsando tendencias como la coquette que arrasaba hace unos meses o el lanzamiento de todo tipo de fórmulas con las que dar color a las mejillas, proyectarlas y hacer que parezcan más redondeadas.
En realidad es una nueva forma de transformar los rasgos con un acabado más fresco, llamativo y rejuvenecedor. Y es que, los rosas, melocotones, granates y demás tonos de moda crean un efecto de un rubor que se asocia a la juventud y sin el que muchas ya no ponen un pie fuera de casa, de hecho, ha surgido un fenómeno conocido como blush blindness (del inglés, "ceguera del colorete") del que se han hecho eco los expertos.
Sabrina Carpenter ha pasado de ser la telonera de Taylor Swift a la estrella del momento, embajadora de marcas como Redken o Prada Beauty y propulsora de la tendencia que ha conquistado el universo beauty. Sus looks, creados por la maquilladora Carolina González, destacan por unas mejillas luminosas, redondas y ultrarruborizadas que cincela a base de capas de colorete. El look de la cantante es una de las razones por las que ya no hay cabida para el concepto "demasiado blush", una ceguera que ahora tiene nombre y apellidos y no entiende de límites.
'Blush blindness': la ceguera del colorete
Los expertos justifican este fenómeno porque al estar el colorete tan de moda, se normaliza el hecho de aplicar capa tras capa sin miedo al éxito. Las marcas se han puesto manos a la obra creando mil y una fórmulas de tonalidades y acabados distintos para dar respuesta a una demanda que se mantiene fuerte. La solución al blush blindness es sencillamente que no se necesita, jugar con el color está más que bienvenido y también con fórmulas de acabado satinado que además le añaden luminosidad y proyección al pómulo; o las mate, que regresan con fuerza tras años subyugadas bajo el "efecto glow".
Cómo aplicar el colorete
En cuanto al lugar donde aplicarlo, todo depende de lo que se quiera conseguir: cuando se opta por la forma de "L", se eleva el rasgo y se gana en volumen con un acabado ultrafavorecedor; la técnica sunkissed destaca por rejuvenecedora y consiste en añadir un poco en el puente de la nariz como cuando nos quemamos con el sol. Y es que, como revela el icónico maquillador Roberto Siguero en su libro, Ellas al desnudo, en el que da una clase magistral de belleza: "El uso estratégico del colorete puede esculpir el rostro realzando los pómulos y dando la ilusión de una estructura ósea más definida".
Siguero continúa con un par de ejemplos: "Para acortar un rostro alargado aplico el colorete de manera muy horizontal; si lo que quiero es corregir un óvalo redondo, lo aplico en forma de triángulo invertido en mitad de la mejilla. Esto no deja de ser una corrección, pero realizada con el colorete". Además, asegura que el cosmético de moda tiene un impacto a nivel emocional, ya que "ver un rostro más vibrante y saludable en el espejo aumenta en muchos casos la confianza y mejora la percepción de uno mismo".
Los tonos que mejor sientan según el color de piel
Aparte de dónde aplicarlo, el tono es clave para un resultado perfecto. La make up artist Miriam Balsera señala que lo primero es conocer cuál es el subtono de cada piel: "Hay tres, fríos, cálidos y neutros; los fríos se diferencian porque sus venas tienden a ser más azuladas; los subtonos cálidos tienden a ser más verdosos; y si tus venas tienen mezcla de colores es porque eres neutra, aunque he de decir que siempre hay un tono que predomina más que otro". ¿Otro truco? "También se diferencian muy bien por el bronceado en la piel, si el bronceado tira más a dorado, eres más cálida y si este es más rojizo, eres de subtono más frío".
- Subtonos fríos: "Le quedan mucho mejor los colores más fríos, como los rosados, burdeos, salmón-rosado o violetas".
- Subtonos cálidos: "Deberían de optar por tonos más anaranjados, marrones o bronces".
- Subtonos neutros: "Pueden optar por toda la paleta de color".
Por último, Balsera nos dice que "en pieles más nórdicas, claras, los colores tenderán a ser más pasteles y suaves; en pieles intermedias, podrán jugar un poco más con intensidades, aunque no se podrán ir a tonos muy excesivos, ya que parecerá que tienen parches, ni tonos muy claros porque parecerán que no llevan nada y le apagarán la piel; y las personas con color, podrán optar por colores más intensos e incluso con tendencia a ser muy llamativos".