Todo el mundo sabe que a los 25 años la producción de colágeno se detiene y a los 30 años empiezan a aparecer los primeros signos de envejecimiento en el cutis. Una de esas señales es es la flacidez facial, que provoca que nuestro rostro se vea menos definido y más cansado. No obstante, en la actualidad, existen un sinfín de tratamientos estéticos que combaten este problema. Los hilos tensores son uno de ellos. Pero ¿qué son exactamente y qué se puede esperar de su aplicación? Los expertos nos lo cuentan.
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¿Qué son los hilos tensores?
Según la doctora Rita Sêco, experta en medicina estética facial, fundadora de Galerie Clinic, el de los hilos tensores es "un procedimiento estético diseñado para combatir la flacidez de la piel y, así, rejuvenecer el rostro de manera natural". "Son biocompatibles y reabsorbibles. El tratamiento se realiza bajo anestesia para que sea más cómodo para el paciente y los hilos se introducen en la dermis con una aguja fina", resume la doctora.
¿Qué tipos existen?
Según el doctor Moisés Amselem, jefe de la unidad de medicina estética del GRUPO DEMYA Martín del Yerro I Amselem, dejando de lado los ya en desuso hilos de oro, no reabsorbibles, actualmente, los que se usan son reabsorbibles.
Según su composición distinguimos: PDO (Polidioxanona), policaprolactona, ácido poliláctico e híbridos de PDO con policaprolactona. Según su sistema de anclaje pueden ser: simples o monofilamentos (sin espículas), que fueron los primeros y se usan más para redensificar la piel en base a la inducción de colágeno; o espiculados. "En mi experiencia, hoy en día, los más eficaces son los de conos y los espiculados, al tener una mayor capacidad de sujeción de las estructuras", nos cuenta el médico.
¿En qué zonas del rostro se pueden poner?
El doctor Amselem asegura que se utilizan fundamentalmente para dar sujeción y elevación al tercio medio e inferior de la cara, aunque también se pueden plantear en el tercio superior para elevación de cejas. Por su lado, la doctora Sêco recomienda su aplicación "en el tercio de la frente, en el tercio inferior del rostro y en el cuello".
¿Cúanto tiempo duran los efectos de los hilos tensores?
Inicialmente, según el doctor Amselem, la duración de los efectos suele ser de unos seis meses, aunque una vez integrados, generan colágeno a su alrededor y pueden prolongar su efecto dos o tres meses más, y, además, mejoran la calidad de la piel.
La doctora Sêco nos cuenta además que "la sesión dura entre 30 y 60 minutos, dependiendo de la zona a tratar". Asegura que "no se requieren cuidados especiales después del tratamiento", pero advierte de que se puede sentir algo de dolor y visualizar el hilo durante los dos primeros meses hasta que se adapta a la piel. "Los resultados empiezan a ser visibles a los tres meses de su aplicación", concluye la doctora Sêco.
¿Qué pasa cuando se acaba el efecto de los hilos tensores?
Según el doctor Amselem, a los siete u ocho meses después del tratamiento, las estructuras vuelven a descolgarse, se acentúan de nuevo arrugas, surcos y se vuelve a perder luminosidad en el rostro. Por eso, la doctora Sêco asegura que este tipo de tratamientos se se debe hacer de forma preventiva para aquellas personas cuyo exceso de piel que aún no sea visible. De este modo, se consigue mantener la firmeza del cutis. En el caso de que haya signos de envejecimiento avanzado, la doctora afirma: "no recomiendo la aplicación de hilos tensores. Creo que, en estos casos, el tratamiento más eficaz y honesto es el lifting quirúrgico".
¿Qué desventajas tienen los hilos tensores?
La principal desventaja es que no valen para todo el mundo. En pacientes con poca grasa o con pérdida de volumen localizada, puede generar problemas de superficialización y adivinarse el trayecto del hilo a través de la piel. No resultan ser muy cómodos durante el primer mes, hasta que comienzan a integrarse, sobre todo, los espiculados, porque al apoyarse sobre ellos, dan sensación de pinchazos.
Alternativas menos invasivas con el mismo efecto
Hoy día, constituyen una buena alternativa para un efecto lifting sin cirugía, los inductores de colágeno como el ácido poliláctico (PLLA), la Policaprolactona (PCA) o lahidroxiapatita cálcica (HaCa).