A estas alturas, todos sabemos que el entrenamiento de fuerza es fundamental para nuestra salud física, pero ¿sabías que existe una hormona llamada leptina que juega un papel fundamental en la regulación del apetito y que el entrenamiento de fuerza puede potenciarla?
Tal y como nos ha explicado Fran del Águila, director técnico de JG fitness, el entrenamiento de fuerza ha ganado popularidad en los últimos años, no solo por sus beneficios para mejorar la masa muscular, la fuerza y la salud ósea, sino también por su influencia en el metabolismo, la composición corporal y, lo que es crucial, en el control del apetito y el peso.
A nivel hormonal, este tipo de entrenamiento puede desencadenar una serie de adaptaciones que afectan directamente a la manera en la que el cuerpo gestiona el hambre y la saciedad, en especial gracias a su influencia sobre una hormona clave: la leptina. Esta hormona, producida principalmente en el tejido adiposo, juega un papel fundamental en la regulación del apetito y el metabolismo de la energía. Pero, ¿cómo encaja el entrenamiento de fuerza en este rompecabezas hormonal?
Entrenamiento de fuerza y hormonas
La doctora Ana Revuelta Alonso, médico estético, farmacéutica y nutricionista, quien nos explica que la función principal de la leptina es señalar al cerebro (hipotálamo) que el cuerpo tiene suficiente energía almacenada en forma de grasa, es decir, indicarle que no se necesita más y que, por tanto, no es necesario que tengamos "hambre". La doctora además va un paso más allá y nos explica que precisamente hay casos de obesidad que se dan porque existe una resistencia a la leptina. Esto significa que el cerebro no responde adecuadamente, lo que provoca aumento del apetito y dificultad para perder peso.
Fran del Águila nos explica por su parte que los entrenamientos de fuerza ayudan a aumentar la sensibilidad a la leptina: al aumentar la masa muscular, el cuerpo se vuelve más sensible a los efectos de la leptina, lo que significa que sentirás menos hambre después de comer. Si a esto sumamos que entrenar fuerza nos ayuda a quemar calorías y construir músculo (lo que también mejora la sensibilidad a la leptina) y reduce el cortisol (que es la hormona del estrés y causa inflamación) y que, por si fuera poco, aumenta la testosterona (que aumenta la sensación de saciedad), no hay excusa para no empezar a hacer este tipo de entrenamientos hoy mismo.
En palabras de la doctora Revuelta, "al incorporar el entrenamiento de fuerza a nuestra rutina, estaremos dando un paso importante hacia un control más efectivo de nuestro apetito y un peso saludable". Además, Fran habla de otros beneficios del entrenamiento de fuerza como son:
- Mayor fuerza y resistencia: podremos realizar tus actividades diarias con más facilidad y energía.
- Mejora de la salud ósea: el entrenamiento de fuerza ayuda a fortalecer los huesos y prevenir la osteoporosis.
- Reducción del riesgo de lesiones: un cuerpo fuerte y saludable es menos propenso a sufrir lesiones.
- Aumento de la autoestima: ver los resultados de nuestro esfuerzo en el gimnasio nos hará sentir más seguros y confiados.
Además, la doctora Revuelta dice que "los entrenamientos intensos de fuerza pueden temporalmente reducir las hormonas del hambre (grelina) e influir en los niveles de leptina, promoviendo una sensación de saciedad". "Combinar un desayuno equilibrado con entrenamientos de fuerza y un enfoque en alimentos integrales puede apoyar tanto el control del apetito como el mantenimiento de una buena composición corporal", confirma la experta.
En este último sentido, Del Águila, nos recuerda que hay que combinar el entrenamiento de fuerza con una dieta equilibrada y rica en nutrientes para obtener los mejores resultados. También la constancia es fundamental. Los resultados no se obtienen de la noche a la mañana. Por último, el experto nos invita a disfrutar del proceso. "El ejercicio debe ser divertido y gratificante, debemos encontrar el tipo de entrenamiento que más nos guste para convertirlo en un hábito", señala.