"Creo que la farmacia es un punto de referencia y confianza en España", comienza diciendo Mercedes Marcos, farmacéutica y fundadora de la firma cosmética Quinque, preguntada por los hábitos de consumo en términos beauty de las españolas y las francesas. Como española afincada en la ciudad de la luz, la experta asegura que en nuestro país existe el convencimiento de que "comprando en la farmacia sabemos que quien nos recomienda equis producto es un profesional de la salud". Te contamos qué otras diferencias observan los expertos y qué enseñanzas deberíamos extraer de manera recíproca.
Sobre la importancia de elegir bien tu farmacia de confianza
"La industria farmacéutica ha hecho un boom en los últimos años y, de repente, tenemos una sobreinformación tan exagerada que a veces nos lleva a utilizar productos que no convienen a nuestro tipo de piel", asegura Mercedes alertando de un problema vigente. "Esto es algo que nos ha hecho volver a las farmacias para que quien nos aconseje analice nuestra piel y nos recomiende una rutina personalizada", revela.
La farmacéutica Mencía Hermosa, fundadora de Bloom by Mencía, está de acuerdo con Mercedes en que la farmacia y la figura del farmacéutico son necesarias si nos referimos al cuidado de la piel. "La piel es el órgano más extenso y requiere de unos cuidados específicos; y aunque esté sana debemos protegerla adecuadamente para evitar, no solo signos de envejecimiento prematuros, sino ciertas patologías derivadas de factores externos como la radiación solar, principalmente", recuerda. "El farmacéutico conoce la piel, sus propiedades y características, los mecanismos de todas las patologías (acné, hiperpigmentaciones, rosácea, dermatitis…) y cómo tratarla", defiende. Mencía defiende el papel del farmacéutico como personal sanitario pero, entonces, ¿por qué en Francia no está tan arraigada la tendencia de comprar en las farmacias?
Sobre el motivo por el que las francesas no compran (tanto) en la farmacia
Según Mercedes Marcos, "el mercado francés cuenta con muchos más actores en cuanto a industria de la belleza se refiere que el mercado español". "Las farmacias son distintas", apunta. Reconoce que en las ciudades más pequeñas, como puede ser Lyon, el concepto de Farmacia se aproxima más a lo que vemos en España, y sí hay este consejo sobre la rutina de belleza, pero en ciudades más grandes como París, es muy raro ver una atención tan personalizada.
Además, la experta nos cuenta que en Francia, el concepto de tienda de cosmética nicho está mucho más establecido, y casi siempre, las personas al frente de estos negocios son cosmetólogos, profesionales de estética e incluso farmacéuticos con una formación especializada en cosmética por lo que conocen bien el producto y la piel. "Creo que este tipo de punto de venta le ha quitado mucho protagonismo a la venta cosmética en farmacia en Francia. Por eso, las farmacias se han puesto las pilas y ya empiezan a contar con una oferta más "moderna" y personas realmente especializadas en el sector". La farmacéutica augura una evolución de la oferta cosmética de la farmacia francesa en los próximos años.
Un tranquilizador denominador común
La reglamentación cosmética Europea (El Reglamente (CE) nª1223/2009) es la más estricta que existe. Así nos lo confirma Mercedes Marcos. "Hay muchos productos de otros continentes que no pueden ser distribuidos en Europa porque no cumplen este reglamento", apuntala. Hace hincapié en que todos y cada uno de los productos que están en el mercado, ya se vendan en farmacia o en otro canal de venta, han pasado los mismos tests reglamentarios y son seguros para el usuario.
Mencía define el europeo como un reglamento "armonizado". Nos cuenta algo importante y es que este se va actualizando a la luz de nuevos datos e investigaciones científicas. "Antes de que cualquier producto cosmético sea comercializado se realiza una evaluación de seguridad ingrediente por ingrediente", tranquiliza. "Además, se tiene en cuenta toxicología, la frecuencia de uso del producto, la zona de aplicación y la cantidad media aplicada en la población para la cual está diseñado el producto", nos dice citando algunos de los requisitos establecidos ahora.
A esto hay que sumar que, como indica Mercedes, existe otro tipo de tests que no son obligatorios, y que muy pocas marcas hacen, que se llaman test de eficacia para valorar la eficiencia real de los productos que ponemos el mercado. "Lo que diferencia que unos productos sean mejores que otros es la calidad de sus ingredientes, la innovación y la formulación", señala.
Así nos cuidamos la piel las españolas y así se la cuidan las francesas
Mercedes cree que la mayor diferencia entre los hábitos de skincare de las españolas y las francesas radica en que ellas dan muchísima importancia al hecho de que la cosmética sea natural, BIO, etc. "En España le damos menos importancia a esto, y creo que es algo muy inteligente, ya que que un cosmético sea natural no quiere decir que sea más seguro o que sea mejor", aclara. Además, tanto ella como Mencía señalan otras diferencias:
- Los franceses son muy básicos en su rutina de belleza: una buena limpieza y una buena hidratación son la base de todo, y asumen el cuidado de la piel como parte del cuidado de su salud.
- En España está muy instaurado el hábito de utilizar protección solar todos los días, aunque todavía queda trabajo por hacer.
- La española busca productos "todo en uno": si con un solo producto se puede abordar el problema, mejor que con tres.
- El hábito de la suplementación todavía cuesta entre los españoles. Poco a poco, gracias a la divulgación en redes y en otros medios de comunicación como la prensa, se está normalizando cada vez más.
Francesas y españolas tenemos mucho que aprender las unas de las otras pero es curioso descubrir cómo culturalmente existen diferencias en el cuidado de la piel.