La dieta del huevo duro, de la autora Arielle Chandler, está en el objetivo. Y no es de extrañar. Hoy en día es desafiante lanzarte a vender el mensaje de la pérdida de peso rápido mediante una dieta con un solo ingrediente como gran protagonista. Atrás quedan las dietas milagro de hace años, aplastadas por los cientos de estudios y expertos que rápidamente saltaron al terreno para dar el aviso. Así que sí, la polémica con Chandler está servida.
Y es que la autora propone toda una lectura sobre perder peso a base de un alimento clave: el huevo cocido. Y aunque la autora presenta el huevo como lo que en realidad es (un alimento nutritivo, rico en proteínas y bajo en calorías), la pregunta es evidente: ¿hasta qué punto esta dieta es tan saludable y equilibrada como reza? Para analizar la idea hemos contado con varios expertos que nos han dado su opinión al respecto. Es cierto que a lo largo de la obra, Chandler enfatiza la importancia de una alimentación consciente y de hábitos saludables, no solo como una solución temporal, sino como un estilo de vida sostenible.
Las claves del libro
- La dieta que sugiere se basa en que, al incorporar huevos duros y seguir sus recomendaciones, se pueda lograr pérdida de peso notable en un corto período de tiempo.
- La autora destaca que el plan es fácil de seguir, lo que permite a las personas adaptar la dieta a su estilo de vida sin complicaciones excesivas.
- Propone al huevo cocido como una opción de comida sustitutiva.
- Lo ensalza gracias a su alto contenido proteico y cómo por esta razón ayudan a aumentar la sensación de saciedad, lo que puede ayudar a reducir los antojos y la ingesta calórica total.
El huevo en la alimentación: sí es importante, pero no protagonista
Elvira Berenguí, responsable de Nutrición en PronoKal, nos ha ayudado, antes de hablar de ninguna dieta, a “ubicar” al huevo en la alimentación. Es decir, a aclarar toda la información nutricional útil a saber sobre el protagonista de toda esta historia.
“Los huevos son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, ya que contienen los nueve aminoácidos esenciales. Tanto la clara como la yema aportan proteínas, aunque la clara está compuesta principalmente de agua y albúmina, mientras que la yema combina proteínas y grasas. Las grasas de la yema incluyen grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas, con un perfil nutricional altamente recomendable. Aunque la yema contiene colesterol, durante mucho tiempo se creyó erróneamente que este contribuía a elevar los niveles de colesterol LDL. Hoy se sabe que el colesterol ingerido a través del huevo no tiene un impacto significativo en los niveles de LDL en la mayoría de las personas”, dice.
Los huevos, además, son bajos en carbohidratos y ricos en vitaminas y minerales. Y no sólo eso, sino que como destaca Berenguí, también contiene otros nutrientes especialmente interesantes como la colina, que se encuentra en la yema: “Este nutriente esencial desempeña un papel fundamental en la función cerebral y el desarrollo del sistema nervioso, y es especialmente importante durante el embarazo. El huevo también contiene otros antioxidantes, como la luteína y la zeaxantina, ambos conocidos por su capacidad para proteger los ojos de enfermedades, como la degeneración macular, que puede provocar ceguera en la tercera edad.”
¿Cuántos huevos se pueden comer a la semana?
Explica la experta que “aunque los huevos son muy nutritivos, una alimentación equilibrada debe incluir una variedad de fuentes proteicas, tanto animales como vegetales, como legumbres, pescado, carnes magras y productos lácteos”. Es decir, no dejar todo el peso de nuestra dieta sobre ellos.
Así pues, continúa aclarando que “la mayoría de los estudios actuales sugiere que consumir entre 6 y 7 huevos a la semana es seguro para personas sin problemas de salud específicos. En algunas poblaciones, incluso, el consumo diario de un huevo no ha mostrado efectos adversos en la salud cardiovascular.”
¿Cuál es la mejor forma de consumir el huevo?
Hay que recordar, como explica Elvira Berenguí, que “las proteínas de la clara del huevo solo se digieren parcialmente por nuestro organismo si se consume cruda ya que contiene avidina, que es una antivitamina que se une a la biotina e impide su absorción. Al cocinarla, la digestión es total y se aprovechan todos sus componentes. En cambio, las proteínas de la yema son biodisponibles, aunque sea en crudo.” De ahí que la recomendación a la hroa de consumir huevos sea a la plancha, pasados por agua, o poché, donde la clara está cuajada y la yema líquida.
Además, también hay que tener en cuenta que el consumo de huevos cocidos es más seguro, ya que la cocción destruye cualquier posible bacteria, como la Salmonella.
¿Qué mitos giran en torno al huevo?
“El huevo aumenta el colesterol en sangre”, “sólo se debe comer la clara del huevo porque la yema es mala” o “los huevos marrones son más saludables que los blancos”... ¿te suenan? Pues bien, Berenguí confirma: todo falso. El colesterol en sangre se debe, principalmente, a las grasas saturadas y trans, la yema también es rica en nutrientes importantes, como la mencionada colina y la diferencia entre huevos blancos o marrones es sencillamente la raza de la gallina y no, esto no influye en su valor nutricional.
Laura Parada, nutricionista de Slow Life House (Salustiano Olózaga, 11, Madrid) y autora del libro ‘¿Qué nos mueve a comer así?’, recuerda además que “la Fundación Española del Corazón recoge que, en personas sanas, no hace falta restringir el consumo de huevos. De hecho, destaca que no se ha encontrado una relación directa entre el consumo de colesterol y el incremento de las cardiopatías.”
Dicho todo esto y llegados a este punto, ¿qué dicen los expertos de la famosa dieta?
Laura Parada, es clara y sentencia que “esta es una dieta más de tantas que solo buscan llamar la atención. No es nada nuevo, una dieta que se centra en un solo alimento como reclamo y diferenciarse así de las demás, pero no es otra cosa que una dieta hipocalórica, poco equilibrada y demasiado monótona.”
Añade que este tipo de dietas no hacen sino desinformar y complicar el camino de muchas personas para adelgazar, especialmente cuando lo han intentado por varias vías y no han tenido buenos resultados. “Por esto es importante reflexionar sobre las dietas milagro, y mostrar su realidad: la bajada de peso es muy rápida, pero luego nos llevan a la casilla de inicio o más atrás.”
Por su parte, Charles Orrico, nutricionista, entrenador y experto en nutrición deportiva y hábitos saludables, opina que “ las “dietas” que se centran en un solo alimento, como la del huevo cocido, pueden sonar tentadoras porque prometen perder peso rápido. Pero, sinceramente, no son la mejor opción. Es como intentar nutrir tu cuerpo con solo una pieza del rompecabezas; falta equilibrio”. El equipo médico de la clínica Mira+Cueto recuerdan además que “el problema no es la cantidad de huevos, sino la cantidad de nutrientes que son necesarios y dejamos de consumir con estos tipos de dietas”.
La propuesta que hace la autora consiste en desayunar dos huevos y una pieza de fruta, incluir otro huevo junto a proteínas sin grasas y verduras bajas en hidratos de carbono en la comida y cenar lo mismo. ¿Qué opinan los profesionales de la salud de todo esto? Laura Parada comenta que “las raciones de huevo no están mal, el problema es que lo hace monótono y excluye otro tipo de fuentes de proteína que suman otros nutrientes a nuestra dieta y dan variedad. Al centrarse en el huevo está enmascarando que en realidad es una dieta baja en hidratos, ya que excluye los cereales y se centra en alimentos hipocalóricos que hacen que se pierda peso rápidamente.”
“Seguir una dieta centrada casi exclusivamente en huevos puede llevar a que te falten otros nutrientes esenciales. Imagina comer lo mismo todos los días; no solo es aburrido, sino que tu cuerpo podría resentirse por la falta de fibra, vitaminas y minerales que obtienes de frutas, verduras y cereales integrales”, dice Orrico. Y recuerda que, además, una dieta tan monótona puede hacer que te canses rápido y abandones el plan. “La clave es realizar un programa que disfrutes y esté adaptado a ti, para que no tengas efecto rebote”, concluye.
En definitiva, nada mejor que el consejo que nos dan desde Mira+Cueto: “debemos optar por lo que nos permita mantenernos en el tiempo, aquellas que nos enseñen a comer que alimentos, que frecuencia y en que horario, es decir la cronobiología de la alimentación”. Es decir, buscar una estrategia que conlleve cambios... y no milagros.