Parece mentira que hayan pasado 37 años desde que se estrenó Dirty Dancing... ¡37 años! Somos muchos los que todavía hoy recordamos las canciones de esta mítica película y, sobre todo, la bonita historia de amor que protagonizaron Johnny Castle, papel que interpretaba el inolvidable Patrick Swayze, y Frances "Baby" Houseman, a la que daba vida Jennifer Grey.
La actriz estadounidense ha vuelto a acaparar titulares casi cuatro décadas después del estreno de Dirty Dancing y lo ha hecho reapareciendo así de sensacional en la alfombra roja. Grey, que ahora tiene 64 años, ha sido una de las grandes estrellas del Festival de Cine de Londres y ha estrenado por todo lo alto su nueva película, A Real Pain.
Jennifer estaba radiante y lució figura con un jersey de escote en 'v' y manga larga de color burgundy que combinó con un falda de lentejuelas en un tono ligeramente más oscuro y sandalias de tacón de color negro. Al ver las imágenes no hemos podido evitar acordarnos de la actriz en sus años de juventud, cuando tenía un look muy diferente al que lleva ahora.
La actriz causó sensación acompañada de parte del equipo: Jesse Eisenberg, que ha escrito, dirigido y producido la película, así como los actores Kieran Culkin (Succession) y Will Sharpe (The White Lotus). Desfiló por la alfombra roja derrochando estilazo y belleza, convirtiéndose en el centro de todos los flashes, firmando autógrafos... y no dejó de sonreír a sus fans.
Seguramente fue una noche que vivió con mucha emoción y la teletransportó 37 años atrás, cuando vivió un verdadero boom con el estreno de Dirty Dancing. Su vida cambió de un día para otro y, aunque la catapultó a la fama, fue una película que la marcó en todos los sentidos.
Tal y como ella misma contó en su libro de memorias, Out of the Corner, que publicó hace dos años, no todo fue de color de rosa. Jennifer confesó que se había arrepentido de algunas decisiones que tomó en aquellos años, como su rinoplastia. "Perdí mi identidad y mi carrera", reconoció haciendo referencia a las operaciones a las que se sometió por el complejo físico que le creó la película.
No hay duda de que su rostro cambió de manera radical y ella tiene claro que fue el motivo del declive de su carrera en Hollywood. "Empleé demasiada energía en imaginar lo que había hecho mal, por qué había sido vetada...", pero se terminó dando cuenta de que: "Yo misma me veté".
En uno de los capítulos, la actriz incluso cuenta que su madre la animó a hacerse retoques desde que era niña, algo a lo que ella siempre se había resistido. Explica que al final la convenció y que le decía que así sería más fácil que pasara los castings. "Me enfadaba con mi madre porque ella insistía en que lo hiciera. Finalmente fue como rendirme al enemigo", contó. Es curioso que Jennifer recuerda una fiesta a la que fue después de haberse operado por segunda vez y se encontró con Michael Douglas, quien no la reconoció.
"Era la primera vez que aparecía en público y entonces vi que me había convertido en invisible de un día para otro. A ojos de los demás, ya no era yo". Pese a todo, con el paso de los años ha conseguido reconciliarse con su imagen y ahora se siente a gusto consigo misma: "Quiero ser como soy ahora".