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El mal uso del retinol y otros gestos que te alejan de una sonrisa bonita

Dermatólogos, cosmetólogos y dentistas revelan qué gestos dañan tu sonrisa sin que te des cuenta

4 de octubre de 2024 - 11:45 CEST4 oct 2024 - 11:45 CEST

El 4 de octubre se celebra el Día Mundial de la Sonrisa y es común comentar, por ejemplo, qué trucos de maquillaje nos ayudan a lucir unos dientes más blancos. Sin embargo, para no empezar la casa por el tejado, es conveniente recordar qué gestos hacemos sin darnos cuenta y pueden no solo dañar nuestro esmalte sino también nuestros labios. Con ayuda de dentistas, ortodoncistas, cosmetólogos y dermatólogos, a lo largo de este artículo, te lo contamos.

Error 1: cepillarse los dientes justo después de comer

Como nos indican la doctora María Gámez y el doctor Sam Abzarian de la clínica dental MYCA, "no se recomienda cepillarse justo después de comer". Esto tiene que ver con los ácidos que se encuentran en nuestra boca. "Es mejor esperar aproximadamente 15 minutos tras las comidas, porque si te cepillas los dientes justo después de comer o beber, los ácidos de tu estómago desgastan más el esmalte", indican.

Error 2: un mal uso del retinol

El Doctor Morales Raya, dermatólogo y director de la clínica que lleva su nombre, nos cuenta que "el retinol es un ingrediente potente que puede causar irritación, sobre todo en áreas más sensibles, como los labios". "Al aplicarlo cerca de los labios, puede irritar la piel fina de esa zona y provocar queilitis, que es una inflamación de los labios, causando sequedad, descamación e incluso grietas", advierte el experto. Está de acuerdo con él Arturo Álvarez -Bautista, cosmetólogo y fundador de Arturo Alba; que nos dice que "en los labios no hay glándula sebácea". Si nos ponemos retinol en esta zona podemos, según el experto, "provocar una sequedad extrema".

La solución, como indican ambos profesionales, pasa por emplear vaselina, además de, por supuesto, no aplicar el retinol directamente en los labios. "La vaselina actúa como una barrera protectora, ayudando a sellar la hidratación y evitar que el retinol entre en contacto con los labios", dice el doctor Morales. "Por eso, muchas personas aplican vaselina alrededor de los labios antes del retinol para prevenir esta irritación. ¡Es una buena práctica!", anima. "La vaselina es oclusiva", explica Álvarez- Bautista. Por eso, impide que el retinol dañe los labios.

Error 3: abusar de las pastas de dientes blanqueadoras

Según Lorena Trinidad Bueno, odontóloga del Departamento de Innovación y Calidad Clínica de Sanitas Dental, es conveniente desmitificar las pastas blanqueadoras: "Estas pueden ayudar a eliminar manchas superficiales y devolver a los dientes su color original, pero no ofrecen un blanqueamiento profundo", señala. "Para lograr un mejor efecto, es necesario utilizar productos dentales especializados que solo pueden ser aplicados por profesionales en la clínica o mediante kits autorizados para uso en casa", recomienda la experta.

Error 4: pensar que solo el azúcar provoca caries

La doctora Nadia Sarmini, directora y propietaria de la Clínica Dental Bernabéu, revela que "todos los hidratos de carbono pueden causar caries, sobre todo el almidón". Nos advierte de que también son peligrosas, en este sentido, las bebidas ácidas. Recomienda "que siempre llevemos un kit de higiene dental cuando comamos fuera de casa".

Error 5: lavarse demasiado los dientes o utilizar trucos caseros

La doctora Sarmini también advierte de que lavarse los dientes de forma obsesiva "puede generar abrasiones en el esmalte". De la misma manera, según los expertos de la Cínica MYCA, es contraproducente:

Frotarse los dientes con limón o bicarbonato para intentar blanquear, una tendencia cada vez más popular en redes sociales.
Mordisquearse los pellejitos del labio o la parte interna de los mofletes. Esta acción, puede desencadenar infecciones graves que, como todo lo anterior, impidan que luzcas una sonrisa bonita.

Una buena higiene es fundamental. Sin embargo, como revelan los expertos, el sentido común y la prudencia tienen que regir nuestras rutinas.