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Después de dejar atrás unos meses algo amargos debido a su divorcio con Joe Manganiello, Sofía Vergara comenzaba el año de la mejor manera gracias a un nuevo proyecto que le iba a dar muchas alegrías. Griselda, la serie de Netflix que se estrenó en la plataforma el pasado mes de enero en la que no solo era la protagonista sino también una de las productoras ejecutivas, se convertía en una de las ficciones más vistas en su estreno en todo el mundo. Su papel basado en una historia real interpretando a Griselda Blanco, una narcotraficante y criminal colombiana fundadora del Cartel de Medellín, ha supuesto para ella un antes y un después en su carrera.
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No solo porque, tal y como ella ha reconocido, ha sido todo un reto, sino porque con él ha conseguido ser la primera actriz latina nominada a los Emmys en la categoría de Mejor actriz protagonista. Los premios otorgados por la Academia de Arte y Ciencias de la Televisión estadounidense son considerados los Oscar de la pequeña pantalla, por lo que estar entre las favoritas para hacerse con el galardón es en sí todo un éxito para la actriz que lo ha conseguido, además de por su brillante interpretación, por su impecable caracterización.
Sin los cambios de look a los que se ven sometidos los intérpretes sería mucho más complicado contar bien una historia, ya que tanto el vestuario como el aspecto influyen a la hora de crear el personaje y más aún, si este es (era) una persona real como en el caso de Griselda. Por eso, Sofía Vergara tuvo que someterse a una de las transformaciones más sorprendentes que habíamos visto hasta ahora en la actriz, olvidándose de su melena larga, de su piel tersa y de su perfecto maquillaje.
Así, el director y productor ejecutivo de la serie, Andrés Baiz, se puso de acuerdo con Sofía para crear un beauty look que le hiciera sentir como si fuera otra persona sin que las prótesis o el maquillaje se apoderaran de su actuación. Es decir, que todo fuera sutil. ¿El resultado? Algo completamente alejado de su papel anterior en Modern Family y con el que dejamos de ver a la guapísima Sofía Vergara para ver a Griselda Blanco en los años 70: melena long bob rizada, rostro descuidado y facciones mucho más prominentes.
Y, aunque pueda parecer que no ha cambiado en exceso, lo cierto es que sí y que según admitió la propia Sofía Vergara en The Kelly Clarkson Show, para lucir así pasaba muchas horas en maquillaje y peluquería en las manos de Ángela Nogaro y Dennis Parker, jefes de estos departamentos de la ficción: "¡Me hicieron mucho! Fueron dientes. Fue peluca. Fue nariz. Fue plástico de aquí para acá". Todd McIntosh, su maquillador, ha contando que "de lo que se trataba era de tomar su rostro absolutamente exótico y convertirlo en uno normal".
Además de la peluca y de la prótesis de nariz y dientes, al mirar la caracterización nos damos cuenta de la importancia que tienen las cejas y todo lo que pueden cambiar el aspecto de alguien. Tanto es así, que Sofía Vergara, quien tiene a sus cejas como un rasgo muy distintivo suyo, optó por cambiarlas y deshacerse de ellas: "Ella quería no tenerlas y en su lugar tener ese aspecto depilado de finales de los años 70. Por eso, usa unas prótesis para las cejas y luego unas cejas postizas que se pegan encima", explicó McIntosh.
Después de haber visto el genial resultado de la serie y el esfuerzo por meterse en la piel de un personaje tan complicado, no es de extrañar que la colombiana haya sido nominada a los Emmys. Para descubrir si se hace con el premio habrá que esperar al menos hasta el 15 de septiembre, fecha en la que está previsto que se celebre la gala. "Griselda fue mi primer papel dramático de la historia, y nos llevó 15 años darle vida. Estoy increíblemente agradecida a todos los que formaron parte de esta serie", ha dicho Vergara al conocer su nominación.
