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Cómo cuidar el pelo teñido en verano: los trucos de una editora de belleza

Los años de experiencia y muchos consejos de peluquero me han llevado a tener mi pelo -teñido-, verano tras verano, impoluto: te cuento mis secretos


7 de julio de 2024 - 11:50 CEST

Mentiría si dijera que jamás he descuidado el pelo. O que siempre le he prestado atención. No es así. Yo también he sido víctima de los rubios verdosos y las piscinas y los veranos de desastres capilares que terminan en la peluquería en septiembre. Pero, por suerte, también creo que llevo ya bastantes años en los que, ya sea pleno julio o pleno noviembre, mi pelo luce igual. Estar en contacto con profesionales de la belleza a diario me ha enseñado, no sólo trucos y consejos, sino a cuidar esa parte que en esta época olvidamos. Y no, no hablamos solo del pelo: también del autocuidado. 

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Cuidar el pelo en verano es todo un reto, pero tomándolo como un momento de cuidado personal, se enfoca de otra manera. De igual modo que cuidas tu piel y la proteges en la sombra y con protección solar, tu melena también quiere el mismo mimo. Y yo lo he entendido después de muchos años. Hoy llevo un cobrizo muy luminoso que, pongo la mano en el fuego, seguirá igual de brillante ahora que en septiembre. Y sí, buenos hábitos… y algún que otro consejito de experto que voy a compartir. 

© Getty

Protección solar capilar

Y no sólo hablo de los productos exclusivamente dedicados a ello, sino de ir más allá: desde aplicar mascarillas en la playa o la piscina cuando estés fuera del agua, a cubrir el pelo con pañuelos, sombreros y gorros. No somos conscientes del daño solar en la fibra capilar hasta que vemos cómo nuestro pelo se debilita, se parte, se cae y en definitiva, se apaga. Pero para que te hagas una idea, así es cómo actúa el sol sobre el pelo en verano: 

La exposición al sol puede tener efectos dañinos en la fibra capilar debido a la radiación ultravioleta (UV), tanto UV-A como UV-B. Estos efectos se manifiestan de varias formas. Desde el daño directo a la cutícula al daño sobre el color. 

La cutícula es la capa externa de la fibra capilar, que protege las capas internas. La radiación UV puede degradar las proteínas en la cutícula, haciendo que se vuelva áspera y se levante, lo que expone las capas internas del cabello a más daño. Como si la fibra se descascarillase. 

La degradación de la queratina

La queratina es la proteína principal que compone el cabello. La exposición prolongada al sol puede romper los enlaces disulfuro en la queratina y esto se traduce en una pérdida de fuerza y elasticidad, haciéndolo más propenso a romperse.

Los daños del sol también tienen una traducción directa en la pérdida de agua del pelo. El sol puede evaporar la humedad del cabello, dejándolo seco y frágil. Esto resulta especialmente problemático para el pelo teñido o tratado químicamente, que ya parte de una base más seca que el pelo natural. 

La radiación UV también daña directamente el color. Puede descomponer los pigmentos del cabello, tanto naturales como artificiales. Esto puede hacer que el color se desvanezca y se vuelva más opaco o incluso que adquiera tonos no deseados. Además, la exposición a la luz solar puede generar radicales libres, que son moléculas inestables que pueden causar daño oxidativo a la estructura del cabello. El resultado: una textura más áspera y una apariencia menos saludable.

© Getty

Y por si todo esto fuera poco, la radiación solar también vuelve el pelo más poroso, es decir, que la fibra capilar absorbe y pierde agua más fácilmente, desencadenando problemas como el frizz.

Así que volviendo a la protección solar capilar, sí: los sprays, aceites y cremas con filtros UV para el pelo son una opción ideal porque ayudan a proteger el color y la estructura de la fibra capilar. Pero protegerlo con barreras físicas, como sombreros, gorros o pañuelos, es aún mejor. 

La hidratación IN-TEN-SI-VA

Y cuando decimos IN-TEN-SI-VA significa, por ejemplo. utilizar mascarillas hidratantes y tratamientos profundos todas las veces a la semana que sean necesarias. Incluso a diario, si tu pelo lo reclama. 

Por cierto, abonarse a los beneficios de los aceites como el de argán o coco, también tiene premio en septiembre. De hecho, usarlos a diario en cualquier momento en el que notes una sequedad extrema en el pelo, es lo mejor que puedes hacer. 

Eso sí, recuerda después hacer limpiezas más en profundidad para eliminar los posibles residuos.

© Getty

La importancia del enjuague

Siempre que mojes tu pelo en la piscina o el mar, enjuaga después con AGUA DULCE. Esto ayuda a minimizar la absorción de cloro y sal, que pueden dañar el color. Y un consejo estrella, antes de lanzarte a la piscina, aplica un acondicionador sin enjuague o un ‘leave-in’. Creará una barrera protectora que recubrirá ligeramente a la cutícula protegiéndola cloro y la sal.

Usa productos especiales para el cuidado del color

Y hay una razón clara: estos champús y acondicionadores están formulados específicamente para este tipo de pelo y son más suaves que los que no, además de contener ingredientes que ayudan a preservar el color durante más tiempo. 

Y si no, siempre podrás recurrir a los champús sin sulfatos, ya que estos, aunque son muy lavantes, pueden eliminar los aceites naturales del cabello y llevarse el color por delante. 

Por supuesto, adiós a las herramientas de calor. Reduce el uso de herramientas de peinado con calor como secadores, planchas y rizadores. Y si tienes que usarlos sí o sí, usa un protector térmico antes. A cambio, aprovecha el verano para probar con el famoso “secado al aire” y experimenta con la textura natural de tu pelo, ¡que seguro que es increíble y lo tienes infravalorado!

© Getty

Los microcortes

Son la clave del mantenimiento. No se trata de un corte de pelo al uso ni arriesgado, sino un pequeño recorte en las puntas cada 6-8 semanas para evitar las puntas abiertas y el daño causado por el sol y el agua. Y yo subo apuesta: un microcorte mínimo, 1 vez al mes, en verano. Verás como en septiembre, no hay factura…

El truco PRO: enjuaga con vinagre

Es uno de los secretos de belleza que aprendí leyendo a Mathilde Thomas, la creadora de la firma Caudalie, en su libro The French Beauty Solution’.

“Probablemente es el secreto más compartido entre mis amigas, algo que todas las mujeres francesas saben, que es cómo conseguir un cabello brillante”, comienza diciendo. Y aquí va el secreto… “Simplemente enjuágalo con vinagre después del champú. El olor no persiste y cuesta unos céntimos. Y si eres rubia, puedes terminar con un enjuague hecho con té de manzanilla, que atenúa el tono cobrizo y es especialmente bueno después de nadar en una piscina con cloro”.