Lleva más de 30 años lejos de España, sin embargo, al hablar con Sergio López-Rivera te das cuenta de que sus raíces siguen estando muy presentes. Están presentes en su corazón y en el recuerdo imborrable de familiares y amigos que han tenido un papel fundamental a lo largo de su carrera. Están presentes cuando cierra los ojos y se imagina tomando unas rabas en su querida Santander o una cerveza bien fría en la Feria de Sevilla. Están presentes al poder compartir con ellos, aunque sea en la distancia, todos sus triunfos y alegrías, y también estuvieron presentes en la que fue, sin duda, una de las noches más felices de su vida. Sergio consiguió llevarse el premio Oscar en la categoría de mejor maquillaje por su trabajo en La madre del blues y se lo ha querido dedicar a su abuela, a quien debe parte de su éxito. Las historias que de niño le contaba 'La Yeya', como la conocen sus más íntimos, fueron su inspiración para crear los looks de la película en la que ha trabajado con una de sus musas, Viola Davis. El reconocido maquillador ha sacado un hueco en su apretada agenda para atender a ¡HOLA! y nos ha contado cómo están siendo estos primeros días en los que ya ha empezado a vivir la locura post-Oscar.
- Lo primero, ¡enhorabuena por tu Oscar! ¿Cómo estás viviendo estos días?
Bueno, ¡muchísimas gracias! Es muy chocante que la vida no espera a que pongas los pies en la tierra después de ganar un Oscar. Al contrario, continúa adelante y añadimos a eso, la ola de cariño y de apoyo que te cae encima y de repente. Esta ola, en mi caso, llegó en forma de 753 mensajes en el teléfono y llamadas continuas de periodistas que no entienden que no puedas hablar con ellos en ese momento. Es súper bonito y súper intenso.
- ¿Llegaste a imaginarte que podías ganar?
Lo bueno de la imaginación es que no tiene límites y, desde ese punto de vista, sí, ¡me lo imaginé muchísimas veces! (ríe) Es un poco un mezcla entre el sueño y el deseo, pero lo que te mantiene los pies en la tierra es el trabajo tan maravilloso de los artistas con los que estás compitiendo y el conocimiento de que son los mejores artistas de Hollywood.
- No pudiste dar las gracias sobre el escenario de los Oscar pero ¿qué te hubiera gustado decir?
Siempre he tenido un pie en Los Ángeles y otro en España, y creo que me hubiera gustado contar alguna historia de mis principios en Santander y conectarlos directamente con mi pasión por el cine. Algo quizás un poco inusual que, al fin y al cabo, es como yo definiría mi trayectoria artística.
- ¿De quién te acordaste en ese momento?
De mi padre, que murió hace unos pocos años. De él aprendí lo que es empezar desde cero y ascender sin dejar atrás a nadie. Siempre con la sonrisa en la boca y siempre con tiempo para todos.
- ¿Te gustaría dedicárselo a alguien?
A mi abuela, conocida entre la familia y los amigos como 'La Yeya'. Querida por todos. De pequeño, mientras ella hacía ganchillo, yo le acribillaba a preguntas sobre la Guerra Civil española y me fascinaba oír las historias de las dificultades, pero también de la fraternidad entre vecinos y, sobre todo, de lo creativas que eran las mujeres que querían pintarse y no podían comprar maquillaje. Nunca olvidé esas historias.
- ¿Te acompañó alguien de tu familia en la gala?
Sí, mi marido Stephen Divenere, un cinéfilo de Chicago. El día de los Oscars fue su cumpleaños y para él ir a los Oscar sí que fue un sueño hecho realidad. Creo que nunca le he visto tan feliz. Fue una maravilla.
- ¿Cómo lo han vivido tus familiares y amigos desde España?
Creo que llevan celebrándolo desde antes de los Oscars (ríe). Pues imagínate, gritos, llantos y mucho orgullo. Todo por Zoom o WhatsApp, pero bueno, no nos ha frenado nada. ¡Seguimos todos en una nube y sin prisa por bajar!
- Dijiste que tu abuela te sirvió de inspiración, ¿sabe que con su ayuda has ganado un Oscar?
Estoy segurísimo que lo sabe, y me la imagino dándome esos abrazos tan fuertes que casi dolían y esos besos que eran tantos y tan rápidos, en cada mejilla, ¡que te dejaban casi sordo! La echo muchísimo de menos y a veces preparo su 'puchero andaluz' en mi casa de Los Ángeles, solo para sentirla cerca.
- ¿Cómo trasladaste todo lo que te contó al maquillaje de la película?
Las historias de ella a veces eran tristes y a veces sorprendentes, pero lo que yo utilicé en la película fue el concepto de tener que utilizar los recursos que tienes a mano para conseguir lo que quieres. Si no hay para comprar una barra de labios, me la voy a hacer yo con la remolacha del jardín, en la cocina. ¿Y sabes qué? Que la ceniza negra de un corcho quemado puede servir de sombra de ojos. Ese tipo de psicología, de creatividad en los momentos más desesperados, fueron los que inspiraron las decisiones artísticas y visuales que utilicé para pintar a Viola como Ma Rainey en La Madre del Blues.
- ¿Qué dijo Viola Davis al verse por primera vez caracterizada como su personaje?
Me estoy riendo en voz alta porque, siendo ella como es y confiando tantísimo en mi, cuando se miró al espejo, me dio las
gracias ¡y se fue! (ríe) Vamos, exactamente igual que cuando la pongo espectacular para una alfombra roja. A ella le gusta todo lo que le hago, sea lo que sea.
- ¿Cómo es cuando la conoces más a fondo?
Es una actriz sin igual. La vanidad y el ego se los deja en casa. Cuando trabaja, quiere ir lo mas lejos posible. Su falta de miedo te inspira a lanzarte al vacío y confiar que lo has hecho bien.
- ¿También vas a encargarte de su transformación en Michelle Obama?
Sí, estamos en los primeros preparativos. Los diseños aún están en mi cabeza solamente. Estos momentos antes de aplicar el diseño a su rostro son los más aterrorizantes, pero es aquí, en el miedo a fallar, donde a veces encuentras la mayor creatividad. ¡A ver qué tal me sale!
- ¿Tienes algún proyecto soñado en el que te gustaría trabajar?
Quisiera trabajar en mas películas de época. Me fascina la historia y la búsqueda de autenticidad en un periodo histórico específico. También me gustaría tener el reto de hacer una película en blanco y negro, al estilo de Mank. Es más difícil de lo que parece.
- ¿Y te gustaría trabajar con alguna actriz en especial?
Laura Dern, Carey Mulligan, Glen Close, Olivia Colman, Regina King, Michaela Coel, Lucy Liu y Meryl Streep, entre otras. Todas estas actrices tienen algo en común que me atrae mucho y es que se ponen en manos de los artistas que las rodean. Entienden perfectamente el proceso de crear un personaje y dejar de ser ellas mismas.
- Llevas muchos años en Los Ángeles pero ¿sueles viajar a España habitualmente?
Sí, creo que son ya 34 años los que llevo en Los Ángeles pero a España voy por lo menos una vez al año. Si tengo suerte, a veces dos. Es en España donde recargo las pilas, donde veo a mi gente y es el sitio que más me cuesta dejar.
- ¿Qué es lo que más echas de menos?
Las rabas de Santander y la Cruzcampo fresquita en la Feria de Sevilla, rodeado de mi familia y amigos. Eso no me lo he tenido ni que pensar (ríe).
- Tu nombre ya es famoso, ¿cómo se levanta uno después de ganar un Oscar?
Es curioso, y teniendo en cuenta que gané el Oscar tan solo unos días, la vida no cambia de una manera real, cambia de una manera abstracta. Son mas las expectativas de los demás, lo que significa para la gente que te ha apoyado desde niño. La magnitud de lo que significa los premios que he recibido en los últimos seis meses (que creo que han sido siete) no se puede asimilar en tres días. Pregúntamelo otra vez un un año.
- ¿Crees que tu vida va a cambiar mucho?
Quizás sea muy inocente al pensar esto, pero yo creo que en cuanto se reduzca la fiebre del Oscar, de haber llegado a lo más alto, creo que volveré a la normalidad. Me gusta mi privacidad y mi pasión por el maquillaje y la caracterización de personajes. Con eso y unas rabas en 'la tierruca' de vez en cuando, soy feliz.
- Para terminar, ¿qué nuevos proyectos tienes los próximos meses?
Tengo el proyecto de Michelle Obama ahora y dos películas más con Viola Davis. Por lo visto, no tiene prisa en separarse de mí, ni yo de ella. Hacemos un buen equipo, ¿no crees?