"Me imaginaba que iba a tener repercusión, pero lo que no me podía esperar es que tanta gente se lo creyera". Así comienza nuestra conversación sobre el titular más comentado en la última semana: Macarena Gómez se ha agrandado la nariz. Solo hizo falta un post en redes para que la noticia se convirtiera en viral, y lo cierto es que factores no le faltaban. Una imagen de la actriz con apósitos que dejaban entrever una nariz (mucho) más grande de la suya y un título estratégico ("Vale,tenía dudas pero LO HE HECHO, después de mucho tiempo meditándolo me he lanzado y... me he agrandado la nariz!"), consiguieron que las conversaciones -digitales y en la vida real- giraran en torno a ella durante horas. Hasta que la Academia del Perfume desveló que la supuesta operación no era real, sino parte de su transformación para una campaña publicitaria. Con el enigma resuelto y el cortometraje desvelado, Macarena nos cuenta por qué decidió participar en este smell film -como han bautizado a la original producción- que implicaba esta divertida transformación.
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Llamar la atención con un contenido diferente es un logro al que muchas marcas aspiran, pero, con casi 80 años de hidtoria de publicidad audiovisual, pocas consiguen. Era 1941 cuando una firma de relojes insertó el primer anuncio en el intermedio de un partido de béisbol, y desde entonces hemos visto casi todo tipo de estrategias para captar el interés del espectador... aunque las más rompedoras se han dado al otro lado del Charco. Así lo cree Macarena Gómez, que explica que esa fue la razón principal de que se lanzara a la campaña que la Academia del Perfume le propuso.
"Me pareció una idea original y transgresora. En España no se hace publicidad de este tipo, mientras que en Estados Unidos sí se atreven. La publicidad ha ido evolucionando, pero aquí la gente no es tan atrevida. Y yo me considero una persona muy atrevida", nos cuenta, vía telefónica, con la espontaneidad que caracteriza a su personaje más conocido, Lola en La que se avecina. "Cuando me lo ofrecieron dije, qué divertido por favor, ¿quién se va a creer que me haya operado la nariz? Pero me pareció una forma de hacer publicidad transgresora, divertida, original, y yo me apunto a un bombardeo".
Así surgió su colaboración con la Academia del Perfume, la fundación cultural sin ánimo de lucro dedicada a la difusión y promoción de la cultura del perfume, que este año organizaba por primera vez la entrega de los Premios Perfume del año de forma virtual. Para acompañar la gala 2.0, los responsables quisieron crear un cortometraje que transmitiera "la sensorialidad y poder de evocación del perfume" en clave de humor. Y Macarena Gómez fue, con méritos, la elegida. El especialista en maquillaje de efectos especiales Pedro Rodríguez, Pedrati, le colocó una gran nariz que, en el corto, intensifica los aromas; la misma nariz que hemos podido ver en sus redes últimamente. "Yo me veía guapísima con mi nariz, o al menos llegué a acostumbrarme a llevarla puesta. Espero que la gente no haya sentido ofendida y haya entendido que es una campaña de publicidad", explica Macarena, que también revela que es "pro cirugía", pero la nariz sería, precisamente, una parte que nunca se operaría.
Además de protagonizar decenas de titulares, esta campaña le ha servido a la actriz para descubrir un universo, el de las fragancias, del que se confiesa usuaria -sus favoritos son los perfumes de Dior-, pero no experta. "Me ha gustado mucho participar en esta experiencia y acudir a la Academia del Perfume porque quiero aprender a desarrollar la capacidad olfativa y valorar la riqueza de los distintos perfumes que existen". Porque el olfato es, posiblemente, el sentido más infravalorado de todos, aunque clave para la vida cotidiana. Ha tenido que llegar un virus pandémico -que, como síntoma más extendido, lo anula- para darnos cuenta de su importancia.
"Qué pena que, precisamente, cuando te contagias lo primero que pierdes es el olfato", se lamenta la actriz. Y es que un aroma tiene el poder instantáneo de hacernos recordar, trasladarnos a otro lugar o, sencillamente, reconfortarnos. Y sentirnos bien es algo que, ahora mismo, hace más falta que nunca. Macarena, según nos cuenta, lo conseguía en el túnel del viento que abrió con su marido, Aldo Comas, hace algunos meses en Zaragoza. "Cuando estaba volando allí era muy, muy feliz", recuerda. Ahora que la instalación permanece cerrada por razones obvias, encuentra el cónfort en otros detalles, como ponerse un perfume que le guste o aplicarse su crema favorita ("una de farmacia con ácido láctico"). Y también al despertarse en su casa en el campo, escuchar a sus animales y ver la vegetación que la rodea. "Eso me hace inmensamente feliz", concluye.