10 buenos hábitos que te ayudarán a adelgazar (definitivamente)
Alimentos orgánicos y eco, batidos detox, supefoods como el kale, las bayas de Goji… Puede que ya hayas incluido en tu dieta los productos más saludables del mundo y, aun así, te preguntas por qué no consigues perder peso. Tenemos la respuesta: para alcanzar tu peso ideal no existen fórmulas mágicas ni alimentos con propiedades ‘adelgazantes’. La única clave si queremos cuidarnos y deshacernos de esos kilos de más está en aprender a comer. Es la regla número uno del método de la química y experta en nutrición Ángela Quintas, autora del best seller ‘Adelgazar para siempre’ (Editorial Planeta), quién nos acerca diez consejos (definitivos) para no recuperar nunca más el peso perdido.
- Nuestro objetivo siempre tiene que ser perder la grasa que tenemos en exceso. No sirve de nada buscar un ‘peso ideal’ si lo conseguimos a base de perder agua y masa muscular.
- El primer cambio de hábitos comienza por los alimentos que incluimos en la cesta de la compra. Huir de los alimentos muy procesados y con una larga lista de ingredientes y optar por productos frescos del mercado de toda la vida, que nos aseguraran productos de calidad y de cercanía.
- Nunca debemos pasar hambre mientras hacemos una buena dieta. Hay que eliminar los alimentos muy procesados de la dieta y aprender a combinar los alimentos frescos y saludables, pero tomando la cantidad que cada uno necesite. Una dieta muy restrictiva hará que nuestro cuerpo utilice la masa muscular como combustible y, además, someterá nuestro cuerpo a un estrés que provocará que nos aumente el cortisol (hormona del estrés), y así será muy difícil perder grasa.
- Aprender a utilizar el índice glucémico en la dieta. Las personas que consiguen mantener estable su peso a lo largo del tiempo son aquellas que sus niveles de glucosa se mantienen lo más constante posible a lo largo del día gracias a la secreción de insulina. La insulina es una hormona que es secretada por las células beta de nuestro páncreas y que nos ayuda a normalizar los niveles de glucosa en sangre después de cada una de las ingestas que realicemos a lo largo del día.
- No tomar hidratos de carbono solos. A la hora de hacer una dieta de pérdida de peso, lo ideal es que mezclemos los hidratos de carbono con las proteínas para atenuar el pico de insulina que se produce cuando ingerimos solos los hidratos. Lee: ¿Los hidratos de carbono engordan?
- Opta por alimentos integrales. Contienen múltiples propiedades y, además, son ricos en fibra, que favorece el tránsito intestinal.
- Cuidado con los hidratos de carbono líquidos, como los zumos. Un ejemplo lo encontramos en el gazpacho andaluz que, a pesar de ser un cóctel maravilloso de vitaminas y minerales, es una comida basada principalmente en hidratos de carbono (no solo el arroz y la pasta son ricos en carbohidratos, también lo son las frutas y verduras). Nuestro cuerpo no tiene que hacer prácticamente nada para digerirlo; ya que se encuentra triturado y, por tanto, se filtrará con mucha facilidad a nuestro torrente sanguíneo a través de nuestro intestino; lo que provocará picos de insulina que pueden hacer que el cuerpo active una reacción que se llama ‘Lipogénesis’. Es así cómo nuestro cuerpo convierte los hidratos de carbono en grasa almacenada en los adipocitos.
- Comer varias veces al día. Tenemos que consumir alimentos cada 3-4 horas para que el cuerpo no utilice solo la masa muscular como combustible; sino que active la lipólisis y utilice la grasa. Lee: ¿Por qué hacer 5 comidas al día es la mejor manera de adelgazar?
- No debemos dejar pasar más de una hora desde que nos levantemos hasta que ingerimos algún alimento. La razón es que, después del ayuno nocturno, la cantidad de glucógeno almacenado en músculos e hígado es prácticamente nula; así que empezaremos a utilizar la masa muscular como combustible.
- Nunca hacer deporte con el estómago vacío. Si hacemos ejercicio después de un periodo prolongado de ayuno, nos encontraremos con un problema doble: nuestro organismo coge su energía de la masa muscular mientras estamos forzando el músculo. Esto hace que baje nuestro metabolismo basal, al mismo tiempo que nos volvemos vulnerables ante posibles lesiones.Lee: ¿Es peligroso correr con el estómago vacío?