La it girl e instagramer Chiara Ferragni comparte en sus redes sociales sus tips de alimentación, muy rica en frutas y verduras y alimentos muy nutritivos.
La dieta alcalina se basa, fundamentalmente, en el consumo de frutas y verduras -uno de los pilares fundamentales de una buena alimentación- y otros alimentos saludables; siempre buscando un equilibrio nutricional. Para ello, la dieta alcalina limita el consumo de alimentos proteicos como carnes y pescados y alimentos procesados. En su lugar, apuesta por alimentos alcalinos. "El objetivo principal es alcanzar unos niveles alcalinos (o de baja acidez) en nuestra sangre, alrededor del 7,4, para conseguir una buena oxigenación del organismo", explica la health coach Nadia Torres y chef especialista en cocina alcalina.
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¿Cuáles son los llamados alimentos 'alcalinos'?
Son las verduras -en especial las de hoja verde-, las algas, los germinados y brotes, las frutas de bajo índice glucémico, las semillas, los frutos secos, las legumbres y algunos cereales integrales como la quinoa, el teff o el trigo sarraceno. En resumen: los alimentos de origen vegetal, en estado natural y sin refinar, procesar o adulterar.
Por otro lado, los alimentos acidificantes son aquellos que proceden del reino animal -en especial, la carne roja, los embutidos y los lácteos- y los que han sido sometidos a procesos industriales en los que se añaden aditivos como conservantes y colorantes (azúcar, bollería, comida envasada, refrescos carbonatados, etcétera).
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¿Cómo seguir una dieta alcalina correctamente?
Tampoco hay que caer en obsesiones, dietas estrictas, y modas abanderadas por las celebrities de turno. Según la experta, "una buena manera de llevar correctamente una alimentación alcalina sería consumir un 80% de alimentos alcainizantes y el 20% restante alimentos acidificantes -pero con propiedades saludables-". Es decir, una dieta sana y equilibrada.
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Beneficios de la dieta alcalina
Según la health coach Nadia Torres, seguir una dieta rica en alimentos alcalinos conlleva numerosos beneficios para la salud no solo a nivel físico, sino también mental:
- Nos ayuda a tener un sistema inmunitario más fuerte. Cuando el terreno celular está bien nutrido y limpio, realizamos ejercicio físico de manera regular, y seguimos unos buenos hábitos de higiene mental y emocional, el sistema inmunológico se fortalece, mejorando la capacidad de respuesta del cuerpo ante cualquier posible amenaza.
- Más energía y vitalidad. Una de las causas más habituales de la fatiga o cansancio que padecen muchas personas es la carencia de minerales alcalinizantes, como el calcio o el magnesio, responsables de generar micro-electricidad a nivel celular. Cuando remineralizamos el cuerpo, entre otras cosas, se produce un aumento de la electro-conductividad, devolviéndonos “la chispa” y mejorando el nivel de energía.
- Favorece la depuración natural del organismo. Una de las consecuencias de seguir una dieta acidificante es la cantidad de residuos que se generan tras el proceso digestivo. Si no hacemos nada por evitarlo, nuestros órganos emuntorios (que son los encargados de filtrar las toxinas) suelen acabar por congestionarse y las toxinas empiezan a acumularse. La alimentación alcalina promueve y favorece los procesos depurativos naturales, ayudando a deshacerse del exceso de toxicidad
- Ayuda a mantener nuestro peso corporal. Cuando hay exceso de toxicidad, el organismo recurre habitualmente a un mecanismo preventivo para aislar los ácidos de la sangre, órganos y tejidos: crear reservas de grasa donde almacenar la toxicidad. Un terreno limpio y libre de toxinas ayudará a evitar un exceso de tejido adiposo.
- Potencia nuestra belleza. La alimentación alcalina es rica en nutrientes y, especialmente, en clorofila, lo que por un lado favorece la eliminación de ácidos y, por otro, ayuda a optimizar el nivel de oxígeno en el organismo, devolviéndole a nuestra piel un aspecto rosado y luminoso. Además, nuestro cabello y uñas también se fortalecen, puesto que mejora la calidad de la nutrición celular.
- Equilibrio y paz emocional. La dieta alcalina promueve el aumento de los alimentos vegetales y la reducción de alimentos de origen animal, especialmente los procesados. Este cambio en la alimentación también se refleja a nivel emocional, sintiéndonos más relajados y tranquilos.
- Mejora del rendimiento deportivo. Si practicamos deporte de forma intensa y habitual, la dieta alcalina nos beneficiará especialmente porque es muy depurativa y nutritiva. Ello nos ayudará, por un lado, a eliminar los radicales libres que se generan durante la práctica de deporte por el elevado nivel de estrés oxidativo, y por otro lado, a recuperarnos del gasto extra de recursos o nutrientes.
- Mejora las digestiones. Los alimentos verdes favorecen el proceso digestivo; ya que, además de aportarnos enzimas digestivas, también son ricos en fibra, imprescindible para un buen tránsito intestinal.
- Ayuda a aumentar el rendimiento cognitivo. La hidratación es el pilar más importante sobre el que la alimentación alcalina asienta sus bases. Y es que beber agua de calidad es indispensable para mantener nuestro cerebro en buena forma. Según un informe sobre el Rendimiento Cognitivo y la Hidratación, realizado por el Instituto de Investigación de Agua y Salud, cuando la pérdidas de peso corporal por deshidratación es superior al 2%, se incrementa el perjuicio sobre la función cognitiva y sobre el control motor, pudiéndose hablar ya de la existencia de una función mental disminuida.
- Aumento nuestra libido. La dieta y estilo de vida también tienen repercusión en la libido. Entre otras cosas, estar bien nutridos, practicar deporte regularmente y disponer de reservas de sales minerales alcalinizantes favorece el buen estado del sistema reproductor y contrarrestan los efectos del estrés. En definitiva, la alimentación alcalina y el estilo de vida saludable nos benefician en todos los sentidos, mejorando nuestra salud y calidad de vida.