Tener sensación de hambre constante o no lograr los objetivos perseguidos a corto plazo son dos de los motivos que hacen que normalmente una dieta fracase. Y es que no siempre comemos cuando tenemos hambre; sino que, a veces, utilizamos la comida como herramienta para controlar nuestras emociones: por alegría, por tristeza, por aburrimiento... Es lo que se llama hambre emocional. La experta en nutrición y colaboradora de ¡Hola! En Forma, Marta Lorenzo, nos enseña a identificar las señales que emite nuestro cuerpo para saber diferenciar cuándo tenemos hambre o, por ejemplo, estamos ansiosos. Además, nos recuerda que para llevar a cabo una dieta con éxito es fundamental un cambio de mentalidad y de hábitos.
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A veces, cuando tenemos muchísimas ganas de comer, llegamos a plantearnos si es hambre, apetito o, simplemente, pura ansiedad. Es fácil poder distinguirlo. Cuando hablamos de apetito, estamos hablando del impulso consciente o inconsciente que nos arrastra a comer, dejándonos llevar por el olor o sabor o por el estado de ánimo de ese momento. Cuando nos referimos al hambre, sin embargo, hablamos de la señal que nos envía el cuerpo cuando tenemos la necesidad de aportar alimentos ricos en nutrientes; ya sean energéticos o no. Por ejemplo, en caso de tener ganas de comer al poco tiempo de una comida copiosa o simplemente cuando no ha habido un gasto energético y no han pasado las 3 ó 4 horas desde la última comida, sino una sola hora; es cuando hablaríamos de ansiedad por la comida o hambre emocional.
Para comprender mejor la diferencia entre hambre y apetito, podemos decir que el apetito es más selectivo, es decir, somos capaces de poder elegir el alimento que más nos apetece o el que en ese momento necesitamos. Si escuchamos a nuestro cuerpo podemos ser capaces de darle los alimentos que realmente necesita. Un ejemplo: en el caso de sufrir hipotensión o tensión baja, nuestro cuerpo nos va a pedir alimentos con sal como pueden ser las aceitunas o el jamón serrano. También nos ayuda a identificar la falta de apetito, que puede deberse a motivos como la carencia o déficit en algún nutriente, por ejemplo, el zinc, un mineral que podemos encontrar en la carne, marisco o legumbres.
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Algunas de las recomendaciones para controlar esa ansiedad por comer serían:
- Hacer las cinco comidas. El llevar un horario es importantísimo para regular la necesidad de comer a todas horas.
- Ingerir alimentos ricos en fibra. Estos nos ayudan a bajar de peso y a sentirnos saciados. En caso de sufrir déficit en zinc, debemos de tener cuidado con la fibra ya que puede aumentar su déficit.
- Beber agua. Además de ser importantísimo para el organismo por conseguir un buen equilibrio hídrico, consigue hacernos sentir llenos y nos quitará esa necesidad de comer a todas horas.
- En caso de no controlar el picoteo, yo suelo recomendar el comer pepinillos en vinagre o zanahorias. Es un buen método para comer alimentos bajos en calorías fuera de las comidas importantes.
- Realizar ejercicio. Sin duda es el mejor regulador del apetito, pero recuerda que es imprescindible hacer las 5 comidas; ya que si no comemos a la hora estimada y practicamos ejercicio, nuestros niveles de glucosa bajarán demasiado y al final va a ser peor la ansiedad incontrolable que puede producir porque no vamos a tener medida con lo que comemos. El ejercicio hay que practicarlo con buenas reservas para poder rendir al máximo.
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