Aventurarse más allá del terreno habitual y conocido, para explorar límites, no sólo es interesante para mejorar la forma física, sino enriquecedor a nivel personal. Todos nos movemos habitualmente en una 'zona de confort' propia, donde se desarrollan nuestras rutinas habituales; algo que es extrapolable a todo: las amigas, el trabajo, el amor… También a nuestra manera de pensar, actuar y sentir.
Ir más allá, salir de tu 'zona de confort' supone hacer cosas a las que no estás acostumbrada. Y llevado a nuestro terreno concreto, ejercicios que no realizas habitualmente y sobre los que tienes menos control; pero que, precisamente, te van a aportar un plus en aquellos objetivos para los cuales haces deporte: perder peso, tonificar músculos, ganar masa corporal… Ahora bien, se trata de un terreno desconocido, y lo desconocido no le gusta a nuestra consciencia, que es por defecto 'comodona'. Así que... ¡vamos a tener que esforzarnos!
¿Por qué debemos de autoobligarnos a explorar más allá de esa comodidad de lo conocido? Porque todos necesitamos aprender, experimentar, disfrutar con las novedades... No podemos pasar toda la vida haciendo lo mismo.
Por ejemplo, si estamos orgullosos de caminar durante 30 minutos por nuestro barrio, y luego hacer unas tablas una vez en casa, y pasamos 20 años haciendo lo mismo, el primer día nos esforzaremos y será efectivo; el vigésimo ya nos cansaremos menos, y cuando llevemos seis meses, nuestro cuerpo ni sufre, ni padece.
Pero, si un buen día caminamos 15 minutos extra, o los últimos 10 minutos de nuestra media hora los realizamos a un ritmo vivo, o incrementamos el número de sentadillas o de ‘burpees’ que hacemos al llegar; nuestro cuerpo va a 'aprender' que hay una serie de esfuerzos nuevos que realizar, con su correspondiente consumo de energía extra.
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Por eso, cada 3 ó 4 semanas hay que autoexigirse un esfuerzo adicional y volver de nuevo a la rutina. De ese modo, nuestra 'zona de confort' va creciendo. Y cuantos más cambios incorporas a la rutina del ejercicio, más polivalente eres. Hoy no voy a recomendar ejercicios concretos, lo que voy a hacer es pedirte que mires vídeos con gimnasias que hagan otros; que preguntes a los entrenadores personales qué rutinas de ‘fitness’ hay nuevas; que te intereses por hacer cosas diferentes: porque sé que, además de hacer tu paso por el gimnasio más interesante, te van a funcionar y me lo vas a agradecer.
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Existe, como he dicho, esa 'zona de confort', en la que tenemos el control y nos sentimos a gusto; otro área limítrofe, llamada 'de aprendizaje', a la que es conveniente ir de vez en cuando a curiosear y cuestionarnos si nuestra vida es la mejor de las posibles o, por el contrario, estamos dejando de hacer cosas que nos gustarían. Aplicándolo al ejercicio físico, se trata de descubrir otros tipos de entrenamiento que jamás hubiésemos imaginado. Por último, no olvides que existe la zona que opodríamos denominar 'zona de peligro', que es cuando te metes donde nadie te llama. Así que novedades sí, pero con criterio.