¿Eres de metabolismo lento? ¿Te cuesta mucho más que a tu hermana o hermano controlar el peso? Olvídalo, la respuesta a estas preguntas no te ayudan a controlar tu peso. De hecho, aunque tu respuesta fuera que sí, sería una respuesta subjetiva y esas respuestas no sirven.
¿Cómo fue la semana pasada? ¿Seguiste nuestro consejo de incluir la proteína en tu dieta? Recuerda lo que siempre te decimos: lo importante es ir paso a paso. Para ello hoy vamos a hablarte de cómo activar el metabolismo, quizás uno de los mayores limitantes de cualquier persona que quiere controlar su peso.
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Lo que debes saber sobre tu metabolismo
- El metabolismo es un elemento vivo y en continuo movimiento. No es que seas de metabolismo lento; quizás tu metabolismo está funcionando lento. Tu metabolismo no es algo inamovible; así que podemos hacer que vuelva a encontrar el equilibrio.
- Puede que tengas mayor o menor predisposición genética para controlar tu peso, ¿pero qué más da? Compararte con otra persona no sirve nada más que para alimentar a tu 'saboteador', que no para de enviarte justificaciones para no cambiar. Tu metabolismo puede cambiar y acelerarse, pasando de tener un modo de comportamiento parecido a la “economía de crisis” o a un sistema de “economía del bienestar”. Cuando en una familia se merman los ingresos por un despido, por una hipoteca o cualquier circunstancia, ¿qué ocurre? Normalmente se cortan los gastos innecesarios y que no son de primera necesidad. Con el metabolismo ocurre algo parecido, cuando no entran las dosis necesarias de ejercicio ni de nutrientes (por ahora solo hemos visto la proteína), el cuerpo entra en economía de crisis, evitando gastos innecesarios, como, por ejemplo, una masa muscular que no se utiliza. La masa muscular gasta mucha energía, y si no la utilizas, ¿para qué mantenerla?
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¿Cómo revolucionar el metabolismo?
A través de la alimentación y el ejercicio. La introducción de la proteína en todas las comidas te ayudará a saciarte, a manejar tu “adicción” a ciertos alimentos, y a reconstruir con una mejor calidad todo lo que tu cuerpo está continuamente creando. El cuerpo es como los edificios, están continuamente en mantenimiento, y requiere de materiales de construcción óptimos.
El ejercicio es la segunda parte de la ecuación y el siguiente paso a trabajar. Sin embargo, que no cunda el pánico, no se trata de entrenar como un profesional (aunque te recomendamos que cuanto mejor entrenes mejor). Tu siguiente paso respecto al ejercicio tendrá un efecto mayor sobre tu saboteador mental, sobre el perezoso que todos tenemos dentro, que sobre tu cuerpo. No se trata de apuntarse al gimnasio, no se trata de andar mucho, no se trata de sudar, se trata de trabajar tu habilidad para reconocer a la pereza y vencerla.
Esta semana te proponemos un ejercicio para el que vas a necesitar 3 minutos a lo largo del día. ¿Tienes 3 minutos al día? Seguro que sí. Identifica uno, dos o tres momentos en los que la pereza o el estrés te invaden. Ahora, vamos a vencer la pereza engañándola. Levántate y ponte un minuto de pie, anda, sube y baja escaleras durante un minuto. La pereza se adueña de tu comportamiento cuando los cambios que tu subconsciente interpreta que hay que hacer son muy grandes. Ir una hora al gimnasio es interpretado por muchos subconscientes como un paso muy grande. ¿Podrías levantarte y ponerte de pie a las 11 de la mañana mientras estas delante del ordenador? ¿después de comer antes de sentarte de nuevo? ¿después de cenar? Busca el momento donde introducir una acción que te ayude a demostrarte que puedes vencer a tu pereza con acciones pequeñas. Cuando adquieras esa habilidad, estarás preparado para subir la intensidad del entrenamiento.
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