Si de verdad estás realizando ejercicio de forma regular –sin engañarte, sin excusas…– y no estás perdiendo peso, hay algo que falla. Lo primero y más importante es no fijarte sólo en lo que diga la báscula, y prestar mucha más atención a tu porcentaje de grasa corporal. ¿Por qué? Pues porque no es raro que al empezar un plan de adelgazamiento tu peso no baje –e incluso aumente– porque resulta que estás ganando músculo a la vez que pierdes grasa. Por eso, si sólo te fijas en el peso puedes llegar a sentirte un tanto frustrada, cuando resulta que en realidad estás progresando de forma adecuada.
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No es lo mismo perder grasa que perder peso
Así el espejo y la medición de ciertas partes de tu cuerpo son los mejores indicadores de tu avance. De cualquier forma, si sientes que estás haciendo tu mejor esfuerzo y aún así la grasa sigue ‘pegada’ a tu cuerpo, es que no estás siguiendo el camino adecuado para tu objetivo. Y es que si algo nos enseña la vida es que cada meta tiene su ruta, su itinerario: no es lo mismo quemar grasa que perder peso; aunque lo parezca. Puedo estar perdiendo uno sin que el otro varíe, y viceversa. O puedo logra hacer las dos cosas.
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Pon en tu vida un entrenador personal
Aquí es cuando voy a ponerme medio serio y te voy a recomendar al preparador físico, al entrenador personal. Un experto que te explique cuáles son los ejercicios que tienes que hacer para cumplir tu objetivo, que te ayude a establecer un plan de trabajo físico y que te acompañe para que realices correctamente cada rutina.
Lo que te va a decir es, en primer lugar, que le hagas caso; algo que no es sencillo, pues no falta quien paga por esta ayuda, se machaca durante tres cuartos de hora, y al salir va a tomarse un cocido, a echarse la siesta y a merendar a una chocolatería. Es preciso entender que los preparadores físicos no somos hechiceros que hacen magia. Esto no es cuestión de milagros, sino que se trata de un proceso: desde que te levantas hasta que te acuestas; una disciplina que va más allá de la hora de entrenamiento. Eso es seguramente lo que más cuesta: «Como no me está mirando hago lo que quiero...».
Y, en segundo lugar, te va a pedir que confíes en él/ella y te dejes llevar en el proceso. Nada de «le hago caso, pero me desmotivo enseguida» o «creo en lo que hago sólo de boquilla, y abandono a la más mínima ocasión». Es un proceso largo, como lo es todo cambio del modus vivendi; no es algo de 2 ó 3 semanas, sino de 6 meses en adelante.
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¿Cuál es el mejor entrenamiento para perder peso?
Porque, al final, para perder grasa hay que elevar sí o sí el metabolismo, y para eso ya hemos aprendido que métodos de entrenamiento como el sistema Hiit, del que ya te hablamos hace algunas semanas, pueden resultarnos de gran ayuda. Y, para perder peso, también funciona la alta intensidad, pero con un trabajo paralelo más de volumen cardiovascular y no tanto de intensidad muscular; o lo que es lo mismo, un trabajo interválico (3-4 sesiones) pero que luego al final de las mismas te permita hacer 40-45 minutos de un ‘cardio’ mucho más ligero. De esta manera, aumentaremos no sólo el metabolismo postejercicio, sino el consumo calórico durante el mismo: cuanto más prolongado sea el entrenamiento mayor será también el consumo de calorías.
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