Ha llegado el verdadero otoño –con sus inclemencias meteorológicas, en forma de lluvia y de un fresco cada vez más acusado– y el invierno está ahí, a la vuelta de la esquina. Así que salir a correr al exterior empieza a no resultar tan cómodo y agradable como durante la primavera o las postrimerías del verano. Por fortuna, ya no es imprescindible correr en el exterior. O al menos, no sólo. Las cintas permiten precisamente entrenar a diario e incluso preparar una carrera a conciencia, pues sus ventajas saltan a la vista: no te mojas si llueve, ni te constipas si sudas en exceso a la intemperie; no has de sortear los problemas relacionados con el tráfico de la ciudad hasta llegar al parque; no respiras el aire a veces poco saludable de ese trayecto intermedio hasta una zona verde; y no sufres las consecuencias articulares del golpeo rítmico contra el duro pavimento de la calle, algo que tus rodillas agradecerán con el paso de los años.
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¿Correr en cinta o en la calle?
Pero para ser justos, también es cierto lo que apuntan los puristas: las condiciones no son las mismas a las circunstancias reales que te vas a encontrar en la carrera: zancada desigual, impacto variable, meteorología, trabajo muscular, cambios de dirección… Es obvio que las sensaciones son diferentes, pero ¿hablamos de setas o de Rolex? ¿Nos preocupa más la preparación puramente física o primamos la parte psicológica que conlleva toda actividad deportiva?
Con la cinta sabemos que podemos marcar nuestro propio ritmo, y mantener una intensidad concreta de entrenamiento, de una manera constante y sin dejar de seguir nuestra serie de televisión favorita. En el parque estaríamos obligados a mirar atentamente al móvil para asegurarnos de que no baja nuestro ritmo.
Aun así, la distancia de la prueba que deseemos preparar en concreto nos marcará si podemos emplear sólo la cinta o habremos de emplearla como un estupendo recurso, pero compatibilizarla con el entrenamiento al aire libre. Si es de larga distancia, tipo media maratón o más, podremos trabajar el volumen más que la velocidad, y sería deseable evitar utilizar solo la cinta de correr, ya que nuestra zancada y el trabajo muscular en la carrera deben de acostumbrarse al terreno en el que vamos a competir.
Ideal para preparar carreras cortas
Digamos que en la cinta es factible un entrenamiento de mayor calidad, para aumentar la potencia vía intensidad, a base de series cortas pero a buena velocidad. Por eso es idónea para carreras de menor distancia. De hecho, un mes y medio, con tres días de entrenamiento por semana, es suficiente para preparar una competición. Por supuesto, variando ritmos e inclinaciones para emular las condiciones reales de una carrera sobre asfalto, y alternando sesiones suaves de 20-25 minutos la primera semana, y de 25-30 minutos la segunda, con mayores cambios de ritmo el primer día de entrenamiento de la tercera a la sexta (10m suaves–15/25m fuertes–5m andando–15/20m fuertes) y sesiones ya de 40 a 60 minutos los otros dos días. Y, por supuesto, con trabajo de fortalecimiento en el gimnasio, mediante grupos de 20 repeticiones en máquinas de cuádriceps, isquiotibiales, gemelos, glúteos…
¿Qué tenemos que tener en cuenta al entrenar con la cinta?
En cuanto a las máquinas en sí ya suelen presentar de fábrica perfiles de entrenamiento donde podemos programar o elegir diferentes opciones en lo referente a cambio de velocidad, inclinación, series, progresiones... Si no, tenemos esta opción podemos hacerlo a mano:
- Rodajes. Sean cortos o largos, siempre vamos a poder marcar la velocidad a la que queremos hacerlos, e ir subiendo y bajando para poder llegar a los kilómetros que nos hemos propuesto.
- Series. Basta con medir los metros recorridos en la cinta a la velocidad que queramos y descansar saliendo de ella por los laterales, sujetándonos en la barra el tiempo que tengamos establecido. Para volver a la máquina en velocidad deberemos partir desde la barra, por lo que es aconsejable practicar antes con velocidades bajas.
- Mezcla de trabajo aeróbicos con anaeróbico. Bien sea por intervalos de minutos a una velocidad, cambios de inclinación o intervalos entre carrera y caminar, siempre podremos modificar la cinta a nuestro gusto.
Entrenar en la cinta de gimnasio o en casa tiene sus ventajas y nos ofrece una buena alternativa al entrenamiento convencional de calle. Pero si estamos preparando una carrera al aire libre no debemos olvidar salir al exterior a entrenar un par de veces por semana, para no perder las sensaciones del suelo real.
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