Si has pagado el gym por un año completo pero no consigues hacer el ánimo suficiente para ir a diario, ¡hay que poner solución rápidamente a esa situación! Hoy te paso tres consejos que te ayudarán a darle la vuelta a la tortilla y harán que consigas disfrutar del entrenamiento.
© Thinkstock
1 Mentalízate de que de verdad te gusta
Si te fijas, todo el mundo habla del gimnasio en tono despectivo, como si fuera un lugar donde vas a sufrir; sin embargo, la realidad es la contraria, la gente está encantada de ir, de lo contrario te aseguro que no lo harían. Por eso, mentalízate, haz un esfuerzo y piensa en positivo y en cómo te ayudará a quitarte el estrés acumulado de encima. Es un trabajo de fondo y a medio plazo, pero verás cómo realmente funciona.
2. Entrena lo antes posible
Cuanto antes entrenes mejor. Si a lo largo del día o de la semana vas postergando los entrenamientos te encontrarás con que a las diez de la noche todavía tienes que salir a correr, o que el domingo por la tarde tienes dos sesiones de pesas, una de spinning y una clase de Pilates pendiente.
Debes hacerlo justo al revés. Si tienes tres sesiones semanales, intenta disfrutarlas el lunes, el martes y el miércoles; de manera que te quedes con ganas de que llegue la siguiente semana para empezar de nuevo. Dentro de un mismo día pasa lo mismo, si entrenas a primera hora, ya estarás todo el día contento y con ganas de empezar el día siguiente. Por el contrario, si lo vas retrasando se va a ir volviendo una carga cada vez más difícil de cumplir a medida que avanza el día.
3. El momento de la verdad
Hacer ejercicio es un acto que se decide en un momento. Ese momento en el que o te calzas las zapatillas o te tumbas en el sofá. Y este momento de la toma de decisión es el momento de la verdad, debes localizarlo y saber que no si fallas ese momento, no habrá otro. La excusa de “luego lo hago” aquí no vale. Para tener una vida saludable debes localizar tu momento de la verdad y concentrar toda tu fuerza de disciplina en ese instante.