En cuestión de entrenamiento y deporte la mayoría de personas improvisan sus actividades, dejando los resultados y beneficios un poco al azar. Pero esta forma de organizarse no suele llevar a unos resultados satisfactorios, haciendo que la mayoría acabe en abandonos y renuncias, e incluso en pensar que el deporte no está siendo eficaz. Para resolver este gran problema es necesario que planifiques bien tus entrenamiento. No hace falta que comiences de forma experta, pero sí una mínima previsión de tus metas y objetivos a alcanzar y la forma en que lo vas a realizar. Todo ello nos ayudará a tener progresión continua o mantenimiento de nuestro estado de forma físico. Y lo más difícil de todo esto es ¿Cómo hacerlo? Pues la respuesta no es fácil, pero si puedo darte algunas pautas para que comiences poco a poco:
1. Dividir bien los tiempos y plazos. Tienes que tener en cuenta el tiempo del que dispones para la actividad, los días de la semana y la horas disponibles. Además debes establecer ciertos períodos para ir cumpliendo metas: en términos de la actividad física podemos dividirlos en Macrociclos (temporada anual), Mesociclos (períodos que van de 2 a 8 semanas), Microciclos (semanales) y las propias unidades de Entrenamiento (cada una de las sesiones). Dentro de cada una se pueden establecer los distintos tipos de entrenamientos según el objetivo, es decir, los medios que utilizaremos para su desarrollo.
2. Definir objetivos. Con esto me refiero a que no basta con frases tipo “quiero perder peso” o “quiero estar más fuerte”. Hay que concretar bien el objetivo para que este sea cuantificable y así poder medir nuestra evolución y si llegamos a conseguirlo. Además el objetivo debe ser real, nada de objetivos soñados que lo único que van a hacer es desmotivarnos al no poder conseguirlos. Un ejemplo de objetivo claramente definido sería: “Llegar a un 22% de grasa corporal en 5 meses”. Como veis también lo hemos situado en un período de tiempo.
3. Evaluación del estado de forma. Hay que ser realistas y conscientes de cuál es la base con la que partimos. Para ello los entrenadores utilizamos diversos test y así comprobamos qué nivel tiene cada cliente. Puedes comprobar tu estado físico con este test.
4. Individualismo. No sigas el plan de tu vecino, lograrás más éxitos si el plan es exclusivo para tus características.
5. Conocimientos. Si tú mismo no crees ser capaz de planificar un buen entrenamiento básico debido a tu inexperiencia, lo mejor es que cuentes con la ayuda de algún profesional. Puedes organizar tú algunos de los pasos como la periodización, pero para los temas más técnicos siempre podrás contar con algún instructor o entrenador de tu gimnasio.
6. Motivación. Dentro de tu plan debes tener ciertas “armas” que te ayuden a no flojear en los momentos malos y a no caer en la rutina: música variada, auto-premios por ir cumpliendo metas, ropa deportiva y cualquier elemento que te suba a lo más alto.
7. Y, por último debes, entender que lo más importante es salir a hacer deporte, a entrenar de forma divertida y que si toda esta organización te agobia de golpe, empieza poco a poco y dale tiempo. Debes acabar creando una rutina amena y diversa que dure en el tiempo.