Brad Pitt, uno de los actores más admirados, confiesa que ha luchado contra los demonios que casi le han empujado a abandonar Hollywood. En el reportaje que publica ¡HOLA! esta semana, el protagonista de El club de la lucha, que cobra unos 2.500 millones de pesetas por película, reconoce haber tenido que buscar ayuda profesional después de “derrumbarse y acabarse” y habla de cómo las presiones a las que estaba sometido se hicieron cada vez más pesadas: “Cinco de cada siete días, mi vida consiste en jugar al ratón y al gato con los periodistas. Eso no me deja mucho tiempo para vivir como un ser humano”. “A nosotros nos consideran personas fuera de lo común, mejores que los demás. Al final, acabamos por creer ese mensaje. La mayor parte del tiempo trato de luchar contra ello, pero a veces sucumbo. Es el dinero y el poder, que simplemente lo aplastan todo”.
En estos duros momentos, Brad Pitt, de 37 años, ha encontrado el apoyo que necesitaba en su esposa, Jennifer Aniston: “Mi mujer es fantástica y muy inteligente. Casarme con ella es lo mejor que me ha pasado”. El matrimonio forma hoy una de las parejas más estables y glamourosas de Hollywood.
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