El 10 de diciembre del año 2000 fue un glorioso día para el tenis español. Juan Carlos Ferrero, arrojándose al suelo del Palau Saint Jordi loco de contento, consciente de que había logrado el sueño de toda su vida, aquello que nunca se atrevió a decir en voz alta, consiguió el punto definitivo que convertía a los miembros del equipo español en triunfadores de la Copa Davis.
Nada más concluir el partido, en el suelo del estadio, pronunció las siguientes palabras en voz muy baja: “Para ti madre, que siempre creíste en mí, que sufriste tanto con mis ausencias de niño; para ti que es a quien dedico el triunfo de esta tarde, de tu hijo”. Su madre, María del Carmen, falleció de cáncer de mama hace cuatro años. A ella, que la quería mucho, le ha ido brindando todos los éxitos de su vida deportiva. Aunque no estaba allí, en el sitio de honor de la grada, pero permanecía en su memoria, en el recuerdo del que de la noche a la mañana se había convertido en un héroe del deporte. Sin embargo, los que siguen fieles a sus pasos, no podían faltar a esta cita tan importante, su padre Eduardo; sus hermanas, Laura y Ana, y su novia Esther.
A Juan Carlos Ferrero, integrante del equipo español formado por: Alex Corretja, Albert Costa, Joan Bacells, le correspondió la suerte y la gloria de anotar el punto que otorgó la victoria al equipo español.
La emoción del rey
No fue solamente un largo minuto de suerte, sino la culminación de toda una joven carrera que comenzó hace ocho años, con eficacia y tesón, jugando y aprendiendo, a base de duros entrenamientos, perdiendo y ganando. Ese mismo día Juan Carlos Ferrero se elevó del silencio al estrellato. Su victoria fue un clamor que hizo llorar al rey don Juan Carlos. Él mismo lo dijo: “Hoy ha sido un día de dos grandes alegrías, he conocido personalmente a mi cuarto nieto, Pablo Nicolás, y he podido emocionarme con el triunfo de España en el tenis”.
Un merecido triunfo
Nos hacía mucha falta. Lo llevábamos trabajando desde hace mucho tiempo, desde hace más de un siglo no habíamos tocado el trofeo de tenis más importante del mundo. Este equipo ha hecho posible ver cumplido este sueño.
Juan Carlos Ferrero es un joven intrépido al que llaman, en el argot periodístico, el mosquito; parece que pica pero cuando lo hace asesina. Reconoce que es un gran admirador de Sharon Stone y del Real Madrid, su equipo de verdad. El club le entregará ya mismo, una insignia de oro y el título en propiedad de socio de honor del equipo, del que se considera forofo.
Cuando salió de su pueblo, la villa de Onteniente(Valencia) estaba en el puesto 54 de la lista de los tenistas del mundo y desde ahora ocupa el número 12, y con toda una vida por delante. Ferrero, con cierta tímidez , dijo: “es menos bueno que se te suba la gloria a la cabeza; nosotros los que llegamos, estamos fuertes, pero no se puede olvidar a los que antes que nosotros lo dieron todo, mucho antes..."
“Lo había soñado..."
El niño sencillo que se ha convertido en una gloria mundial del tenis no ha dejado de soñar y de trabajar por hacer que este sueño se convirtiera en realidad. Tanto es así que mientras besaba el trofeo confesó: “la verdad es que todo esto lo había soñado muchas noches y he luchado por conseguirlo”.
Ahora vienen los días de rosa para el campeón... Cuando llegó a su casa, después de saborear la miel del éxito, se echó a llorar como un niño: de alegría, de alegría por haberlo conseguido; de pena por no haberlo podido compartir con quien más deseaba hacerlo, con su madre, María del Carmen. Ahora, lo importante, dice “es no creérselo y seguir jugando”.
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