A diferencia de las alfombras rojas de los Globo de Oro y los premios BAFTA en las que las actrices vistieron de negro de forma casi unánime en apoyo a la iniciativa Time's Up, en la 90º edición de los Oscar pudimos comprobar que la reivindicación tomó parte en los discursos de numerosas actrices y en algunos estilismos. Sin embargo, en la fiesta posterior a la gala que organizó Vanity Fair, el feminismo sí estuvo presente de forma evidente gracias a una de las embajadoras indiscutibles de los derechos universales de las mujeres, Emma Watson. La actriz no acudió a la ceremonia de los Oscars, pero sí se dejó ver en este evento y su look (de nuevo) no pasó desapercibido.
Apostó por un vestido negro del año 2013, adornado con detalles joya en el escote de Ralph Lauren. ¿Por qué recicló y no estrenó? Quizá quiso que lo llamativo de su puesta en escena no fuese únicamente este diseño vintage sino el mensaje que transmitía en sí mismo su estilismo. Lo llamativo para la prensa fue su nuevo tatuaje reivindicativo, en el que podía leerse Time's Up. Permanente o efímero, lo cierto es que ese tattoo se convirtió en uno de los gestos más comentados y mediáticos de una fiesta posterior a la que también acudieron Miley Cyrus y Liam Hemsworth, Alessandra Ambrosio, Paris Jackson, o Emily Ratajkowski.
En la actualidad Emma Watson sigue siendo una de las grandes representantes del movimiento feminista. Y qué mejor momento para recordarnos que sigue entregada a la causa que aprovechar el contexto y la repercusión de los premios Oscars. No en vano, En 2014 fue nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU. Un gesto con el que la actriz ha demostrado que ella seguirá luchando por la igualdad. Como también lo han hecho Jane Fonda, o la cantante Sunny Ozell, que si bien no vistieron de negro, sí que quisieron mostrar su apoyo a esta iniciativa luciendo pines con la famosa frase.