Debutó con menos de un año en un anuncio publicitario, con once años se metió en el papel de una prostituta en la película Pretty Baby y con 14 años protagonizaba algunas escenas eróticas en la cinta El lago azul. Con estos papeles en su haber y tan sólo 15 años de edad, a nadie extrañaba que Brooke Shields fuera considerada una niña prodigio en Hollywood y que muchos directores ya pensasen en ella para grandes papeles adolescentes, sin pensar en las consecuencias que podría tener una carrera tan meteórica a tan corta edad.
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Ahora con 56 años y más de 80 películas y series de televisión a sus espaldas,la actriz ha querido plasmar todas sus vivencias en el documental Brooke Shields: Pretty Baby en el que relata cómo tuvo que enfrentarse a su propia explotación infantil debido a la gran obsesión de su madre de convertirla en una estrella desde sus primeros años de vida.
De familia aristocrática de cuna, descendiente de los primeros colonos de Virginia en el siglo XVI. Su padre, Francis Alexander Shields, era un alto ejecutivo de Revlon, hijo del popular tenista Francis Xavier Shields y de la princesa italiana Donna Marina Torlonia di Civitella-Cesi, cuyo tío abuelo era el príncipe Alessandro Torlonia, esposo de la infanta Beatriz de Borbón. Su madre, Theresia Anna Schmonn, una actriz, modelo y productora de cine, quiso rentabilizar la belleza de su hija, llevándola así a vivir alguno de los capítulos más amargos e infelices de su vida.
Shields, relata en el documental que le costó mucho entender cómo su madre no intervino cuando con tan solo 11 años se vio obligada a besar seductoramente a Keith Carradine, entonces de 27, en la película Pretty Baby de 1978 y como sus propias hijas, Rowan, de 19 años, y Grier, de 16, se niegan a ver esa cinta “¡Es pornografía infantil, mamá!” dicen sus niñas. “¿Nos hubieras dejado [hacer eso] a la edad de 11 años?” añaden. Brooke les responde tajantemente que “No” aunque admite que fue muy difícil para ella no intentar justificar a su madre. “No sé por qué pensó que todo estaba bien” señala la veterana actriz.
Adicta al alcohol durante gran parte de su vida, la madre de Brooke, quien murió en 2012, hizo la adolescencia de su hija muy complicada aunque Shields ha admitido que no puede estar enfadada con ella porque su progenitora era muy insegura y a pesar de continuar defendiendo lo indefendible, hay cosas que la actriz nunca llegará a entender como el hecho de que le permitiera posar desnuda para una publicación de Playboy a los 10 años.
La intérprete, quien a lo largo del documental se desmorona en numerosas ocasiones , ha admitido que incluso en los libros publicados sobre su vida no estaba diciendo toda la verdad sobre su madre. "Fue demasiado para mí hacer frente a eso, de verdad", dice Shields. "Escribir sobre eso simplemente me rompía en dos.Era ella a quien yo estaba protegiendo” admite.
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Brooke, quien también ha confesado que sufrió una violación en 1987 por un hombre de la industria del cine del que no ha querido revear su identidad, confiesa en el documental que está "sorprendida" de "haber sobrevivido a todo eso" siendo tan joven y tan vulnerable. "Empecé a confiar en mí y pensé: 'Puedo tener mi propia opinión'" y después de muchos años de inseguridades, Brooke logró encontrarse a sí misma y tirar hacia adelante.
Actualmente, Brooke Shields se encuentra disfrutando de una etapa muy tranquila y estable de su vida. Lleva casada 22 años con el guionista y productor de televisión Chris Henchy, padre de sus dos hijas, con el que contrajo matrimonio tan solo un año después de separarse del tenista André Agassi, con el que tan solo estuvo dos años casada.