Bernard Arnault no es tan conocido como Elon Musk ni da tanto de qué hablar, pero ha logrado desbancarlo como el hombre más rico del planeta. Y no, lo suyo no es un golpe de suerte ni producto de una startup que ofrezca un producto o servicio revolucionario. Arnault, de 73 años, lleva décadas al frente de LVMH Moët Hennessy - Louis Vuitton, situando en lo más alto artículos de lujo que no pasan de moda. Y lo ha hecho con tal maestría que logró multiplicar por 15 el valor del grupo empresarial en once años.
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Lo suyo es un trabajo de 'hormiguita', con una clara visión de futuro que le ha hecho ir subiendo escalones. Y al mismo tiempo que crecía la compañía, lo hacía su fortuna personal. Así, en 2005 llegó a amasar la nada desdeñable cifra de 30.000 millones de dólares (unos 28.000 millones de euros), lo que lo convertía en el hombre más rico de Francia, su país natal.
Comenzaba, al mismo tiempo, a hacerse hueco en el 'top 10' de las personas más acaudaladas del mundo, pero por los puestos más bajos. No fue hasta 2021, en plena pandemia, cuando pisó el acelerador y su patrimonio personal alcanzó los 192.000 millones de dólares (180.000 millones de euros), llegando incluso a ser momentáneamente el hombre más rico del planeta.
Entonces desbancaba a Jeff Bezos, en aquella época aún CEO de Amazon, aunque finalmente sería Elon Musk quien se quedaría con el 'número 1'. Este lunes Bernard Arnault volvía a coronarse en la cima de los milmillonarios, destronando a un Musk que no pasa precisamente por su mejor momento tras su controvertida llegada a Twitter.
Las acciones de Tesla, la empresa estrella del sudafricano hasta que adquirió la red social, se desplomaban en bolsa (caían un 6 %), lo que ha recortado de un plumazo en 7.400 millones de dólares (casi 7.000 millones de euros) la fortuna personal de Musk, según Forbes. Cerraba el día con un valor neto estimado en 181.300 millones de dólares (unos 170.000 millones de euros), 4.900 millones (unos 4.600 millones en euros) menos que el propietario de Louis Vuitton.
Trayectoria de Bernard Arnault
Desde muy joven, Bernard Arnault demostró tener un olfato especial para los negocios. Con 22 años no solo comenzó a trabajar en la empresa familiar, dedicaba a la construcción y a las obras públicas, sino que además convenció a su padre para que la vendiera y creara otra centrada en la promoción inmobiliaria. El negocio fue redondo: la vendieron por 40 millones de francos de la época (unos 6 millones de euros al cambio actual) y fundaron Férinel, especializada en apartamentos turísticos, que Bernard acabaría dirigiendo tras suceder a su padre.
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Hizo crecer la nueva empresa, que acabaría internacionalizando al establecerla en Estados Unidos. Al mismo tiempo, lograba duplicar la fortuna familiar. Ya por entones, a finales de los años 70, puso su atención sobre los artículos de lujo y se las ingenió para adquirir Christian Dior. Para ello invirtió prácticamente toda su fortuna, unos 90 millones de euros. Lo apostó todo, pero una vez más le salió bien la jugada.
En 1987, aprovechando el crack de la bolsa de ese año, adquiría acciones de LVMH, con cuyo control total se haría un año después. Desde entonces, ha creado un auténtico conglomerado empresarial que no ha hecho más que crecer tanto en beneficios (aumentaron en un momento dado hasta un 500 %) como con la suma de otras marcas (se ha hecho también con Kenzo, Marc Jacobs, Sephora, Gyvenchi…).
Tanto esfuerzo le ha hecho cosechar logros, pero ahora alcanza lo inimaginable. Quizás por eso, a sus 73 años, se niega a renunciar a su cargo y a mediados de este 2022 conseguía que el consejo aprobase un cambio de la normativa según la cual se permite que el límite de edad de quien esté al frente de la compañía ha pasado de 75 a 80 años. Bien merecido tiene saborear las mieles del éxito y sentirse más que satisfecho viéndose encabezar la lista de los más ricos.
Su heredero (todo parece indicar que será su hijo Antoine, fruto de su primer matrimonio con Anne Dewavrin) tendrá que esperar. Mientras aprende mano a mano de su padre y es, desde el 9 de diciembre, director ejecutivo de Dior SE. También lo hacen los otros vástagos del patriarca: Delphine (también hija de Dewavrin), que es directora y vicepresidenta ejecutiva de Louis Vuitton, así como Alexandre, Frederick y Jean, hijos de su actual esposa, Hélène Mercier-Arnault, todos con importantes responsabilidades en la empresa: Alexandre, como CEO de Rimowa y vicepresidente ejecutivo de Tiffany's; Frederick, como CEO de TAG Heuer; y Jean, como director de marketing y desarrollo para la relojería de Louis Vuitton.