Es habitual ver cada verano a Sete Gibernau en Ibiza, destino que ha escogido nuevamente para disfrutar de unos agradables días. El que fuera piloto de motociclismo y miembro de una saga estrechamente vinculada al motor ha querido relajarse en la isla pitiusa en compañía de su familia, en la que está volcado. En esta temporada estival ha sido fotografiado al lado de su mujer, Cristina Camacho, la hija de ambos, llamada Claudia, y otra persona de su entorno. Todos juntos montaban primero en una lancha en la que eran trasladados a una embarcación en la que pasar una amena jornada de navegación y tranquilidad por aguas baleares.
Pendiente de su familia en todo momento
En el barco con el que ha recorrido la isla pitiusa, Sete no ha parado de divertirse. Con bañador de estampado tropical y gafas de buceo, el comentarista de las carreras de Moto GP se lanzaba al agua para nadar en el mar. También se refrescaba en la ducha de la cubierta para hacer frente a las altas temperaturas de agosto. En todo momento el expiloto estaba pendiente de su familia. Cristina navegaba al sol con un bikini rosa con el que presumía de tonificada silueta mientras que la pequeña de la casa no se separaba de un oso de peluche de color rosa que parece ser su compañero incondicional de aventuras.
Un sueño cumplido
El expiloto español, que era primo del recordado aventurero Álvaro Bultó, mantiene su vida privada al margen del foco mediático y son escasas sus apariciones públicas. Sin embargo, en una conversación con Motorbike sí explicaba que su deseo de futuro es seguir cerca de su mujer y su niña: "Es el mejor sueño de mi vida, tener a mi mujer Cristina y a mi hija Claudia cerca y estoy viviendo ese sueño. Eso es lo que he deseado toda mi vida y ahora poder vivirlo es algo que no cambiaría por nada en el mundo". Esas palabras quedan reflejadas a la perfección en las imágenes de sus vacaciones.
En 2018, durante una entrevista sobre su participación en el mundial de motos eléctricas MotoE, daba también detalles de su faceta más íntima. El exmarido de Esther Cañadas explicaba que leyó la propuesta de formar parte del citado campeonato durante una noche que se levantó a dar el biberón a su hija y que sopesó la idea contando con la opinión de su mujer, Cristina, porque le gusta hacer las cosas conjuntamente. Además, ya avanzó en Todocircuito que Claudia parece haber heredado su gusto por la velocidad ya que cuando monta en moto en casa le acompaña su hija "y le encanta ir rápido".
La mujer con la que Sete comparte su día a día es muy discreta. Huye de los flashes y apenas han trascendido datos sobre su historia más allá de que es 18 años menor que su marido. Su boda se produjo en 2017, también en la más estricta intimidad. El enlace tuvo lugar en la finca que el empresario posee en el pueblo de Vulpellac, en el Empordà. Tan solo sus familiares y unos amigos íntimos que ejercieron como testigos fueron los asistentes. El enlace llegó en un complicado momento personal para el expiloto ya que la Agencia Tributaria pedía dos años y medio de cárcel por dos presuntos delitos de fraude fiscal.