Este 22 de mayo ha sido un día para el recuerdo en la Casa de Alba. El hijo menor del duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Solís, ha dado el "sí, quiero" a Belén Corsini, marcando de esta manera el inicio de una nueva etapa en su discreta historia de amor, de la que ¡HOLA! mostró en exclusiva las primeras imágenes a finales del año 2018. En su gran día, que ha estado acompañado por unas casi veraniegas temperaturas en Madrid, el conde de Osorno y la hija del empresario Juan Carlos Corsini, rodeados de sus seres queridos, han disfrutado en el Palacio de Liria de una celebración inolvidable, llena de recuerdos y tradición, de la que te contamos los detalles más significativos y desconocidos a continuación.
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Un traje nupcial con mucha historia
Carlos Fitz-James llegaba al altar, según ha trascendido, con el uniforme de gala de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla (RMS), una de las instituciones más antiguas y con más prestigio de la capital hispalense. Tal y como indica la cuenta oficial de la sastrería Serna, donde se hacen este tipo de uniformes, está compuesto por una levita roja y azul en la que hay un total de 21 botones grandes y cuatro pequeños grabados con el relieve de la corona Real y las iniciales de la R.M.S, todo ello sobre un sol. Además, hay galones de distinto tamaño realizados en plata con la flor de lys mientras que en la zona inferior del faldón hay bordado con hilo de plata una torre y un león riveteados por espigas de trigo en su contorno. El pantalón, de paño azul, lleva un galón de plata en sus laterales. Las hombreras, llamadas caponas, son de plata y cuentan con un labrado.
El hecho de que haya apostado por este traje para su gran día es muy importante puesto que ha mantenido la tradición de algunos miembros de su familia que anteriormente hicieron lo mismo. Cabe recordar que en 1988, su padre lo llevaba para su enlace con Matilde Solís, celebrado en Sevilla. Años después fue su tío Cayetano quien lució como maestrante en dos ocasiones: la primera para ejercer de padrino de Eugenia y la segunda para su enlace con Genoveva Casanova. El único miembro de esta aristocrática familia al que le vimos con el uniforme de gala fue al hermano del novio, el duque de Huéscar, cuando se casó con Sofía Palazuelo.
El guiño de los pajes a la novia
Uno de los momentos más esperados era la entrada de la novia a los jardines ya que entonces se descubriría el secreto mejor guardado: su look nupcial. La jornada del viernes su vestido, hecho a medida por Navascués, llegaba al Palacio de Liria, donde Belén se estuvo preparando desde primera hora de la mañana con el maquillador Álvaro Talayero, quien le hizo un semirecogido. El resultado, según los invitados, no pudo ser más espectacular, manteniendo en todo momento su estilo discreto. "Iba muy guapa, muy ella y muy apropiada", decía a las cámaras de Europa Press su prima Alejandra Corsini. Por su parte, Sofía Barroso, la madre de la duquesa de Huéscar, resaltaba también tras la celebración lo guapa que iba la novia. Además, explicaba una curiosidad: los estilismos de los pajes y las damitas escondían un secreto. Los niños que participaron en el enlace, como los de Jacobo Fitz-James Stuart y Asela Pérez Becerril o los de María del Carmen Moreno de la Cova Solís y Jovino Albear Pedregal, iban a juego con la ya condesa de Osorno.
Ceremonia, decoración y música
Aprovechando que nos encontramos ya al final de la primavera, Belén y Carlos no se casaron en la capilla de Liria sino en los impresionantes jardines que rodean a este palacio que se construyó entre 1767 y 1785 aunque tuvo que se remodelado en 1936. Al aire libre se desarrolló primero la liturgia, "muy emotiva" y oficiada por Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp y el padre Ángel, y después la celebración. Rodeados de una bonita decoración floral, los contrayentes y sus invitados, que tuvieron que hacerse pruebas PCR para pdoer asistir, disfrutaron del banquete del catering Ciboulette (también esta empresa estuvo en la boda del duque de Huéscar y en la de Luis Martínez de Irujo), que no sirvió un cóctel de pie sino todo en las mesas e individual.
Prueba de la exquisita decoración de los majestuosos jardines de palacio están en las imágenes compartidas por Alejandra Domínguez y Enrique Solís, en las que posan exultantes ante un túnel vegetal con mesas en los laterales. También Eugenia Martínez de Irujo ha publicado algunos detalles del banquete, como las flores silvestres que adornaban las mesas, todas ellas separadas con la distancia recomendada, o los árboles ficticios con los que ocultaron las columnas que sostenían una carpa que les cubría en caso de lluvia. Los jardines se convertían así en un auténtico bosque encantado donde también se encontraba el altar, rodeado de preciosas flores, ante el que los novios se habrían dado el 'sí quiero'. Además, la suegra de Fernando Fitz-James Stuart y Solís destaca también"la música maravillosa" que los anfitriones eligieron para su gran día.
El recuerdo a la duquesa de Alba
Han pasado casi siete años desde el fallecimiento de la duquesa de Alba, pero su recuerdo es imborrable. Es por eso que durante la boda del conde de Osorno, uno de los nueve nietos de doña Cayetana, "ha estado presente" en todo momento tal y como ha indicado Alejandra Corsini. Cabe recordar, además, que la aristócrata pasó buena parte de su vida en el Palacio de Liria, donde nació y formó una numerosa familia que ahora acaba de ampliarse con Belén Corsini.