Desde que vino al mundo su hijo Leo en agosto de 2016, la vida de Jaime Cantizano dio un giro de 180 grados. El popular presentador y locutor radiofónico confesó que su hijo es lo mejor que le había pasado en la vida. "Me ha convertido en el hombre más feliz", decía al anunciar su paternidad. Hoy Leo es un niño, de tres años y medio, rubio y con unos enormes ojos azules, que le ha robado el corazón a su feliz papá que disfruta de cada instante, por pequeño que sea, como si fuera el más importante o el mejor.
Cantizano no puede borrar la sonrisa de su rostro, prueba de ello son las últimas fotografías del presentador jerezano caminando por la calle con su hijo, que se muestra feliz mientras camina a su lado cargado de cuentos a la salida del cole. Pade e hijo son la viva imagen de la felicidad. Jaime está encantado con sus tareas como padre y a él le dedica todo el tiempo posible. La llegada de Leo cambió completamente sus prioridades, dejó la tele para compaginar sus tarea de locutor en el programa de fin de semana Por fin no es lunes en Onda Cero con el cuidado del pequeño.
En todo este tiempo hemos ido descubriendo la faceta más tierna del rey de las ondas, que acaba de ser premiado con la Bandera de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras. Tardes con su hijo en el parque, paseos a la orilla del mar o juegos con Duna, la perra de raza golden retriver que es una más en la familia. Sin duda Cantizano ha encotrado su mejor papel.
Ser padre es un sueño cumplido para el presentador que emprendió este viaje absolutamente "convencido". "No tengo ninguna duda", aclaró mientras contaba que había esperado tres años a que llegara ese gran día."He llorado como un niño y aún me queda", explicaba diciendo que había sido una experiencia muy emotiva. El pequeño nació en Estados Unidos a través de un vientre de alquiler y llegaba a la vida de Cantizano en el mejor momento: "He llegado a la paternidad en el momento en el que el equilibrio personal era total y, por tanto, me ha dado la posibilidad de disfrutar el mayor amor posible, que es el de un hijo (...) Hasta que no se vive esta experiencia, no se puede expresar realmente".