Misterios, fantasmas, leyendas, y un sinfín de historias rodean a la mansión de Belcourt, el lugar que este pasado fin de semana elegían la actriz Jennifer Lawrence para celebrar su boda con el el galerista Cooke Maroney. La casa, de estilo versallesco, está situada en Newport (Rhode Island), una zona en la que los siglos XVIII y XIX se puso muy de moda durante el verano entre familias adineradas de la costa este de Estados Unidos. La mansión de más de 3.7000 metros cuadrados fue diseñada en 1894 por el renombrado arquitecto estadounidense Richard Morris Hun (el hombre detrás del pedestal de la Estatua de la Libertad), encargado por Oliver Hazard Perry Belmont y decorada por su segunda mujer Alva Vanderbilt. Pero en 1956, cuando la ciudad había pasado de moda y las casas construidas allí se consideraban demasiado grandes para vivir, se vendió a la familia Tinney por 210.000 euros. Después de la muerte de su marido, Ruth Tinney, que entonces tenía 80 años, entabló una relación inusual con el fontanero de la propiedad, Kevin Koellisch, quien tras la muerte de Ruth estuvo viviendo en una parte de la mansión mientras el resto se iba descomponiendo. En la década de 1990, la propiedad se hizo famosa por organizar sonadas fiestas, cuyos beneficios, según los informes, ayudaron a la familia a conservarla en un momento en que casi todas las otras propiedades de la Edad Dorada habían sido donadas para uso público. Tras unos años, la mansión acabó cayendo en el olvido, fue declarada en ruinas y se comenzó a crear su leyenda de casa encantada. En la imagen el salón de baile gótico francés situado en el segundo piso.