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La hija del príncipe Augusto Ruffo di Calabria y de la princesa Irma de Windisch-Graetz tiene 34 años y siempre ha tenido muy claro que los privilegios de su clase conllevan grandes responsabilidades. Por eso, estudió Ciencias Políticas en Londres y se adentró en el convulso mundo de la política italiana con la esperanza de marcar la diferencia

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Entonces, casi por accidente, Scilla descubrió su verdadera vocación: la música. Un amigo le pidió que pinchara en la inauguración de una galería de arte y la principessa arrasó con su set. La prensa italiana no tardó en bautizarla como 'la princesa DJ'

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