Como estaba previsto, Doria acompañó a su hija Meghan en el coche hasta la Capilla de San Jorge, un recorrido en el que fue testigo del cariño que mostraron los británicos a su hija, que ya forma parte de la realeza
Doria Ragland llegó a Londres el pasado miércoles día 16 de mayo, donde conoció a la Familia Real inglesa. El día antes de la boda, antes de retirarse a descansar con su hija al hotel en el que durmieron, tomó el té con la Reina. En la imagen, a la izquierda Lady Jane Fellowes, hermana de la recordada Diana de Gales, cuyo recuerdo estuvo muy presente en la ceremonia
Doria, que ha mantenido un perfil muy discreto desde que su hija anunció su compromiso el pasado noviembre, se enjugó las lágrimas en varios instantes de la ceremonia y es que está muy unida a su hija Meghan, a la que crió tras separarse de su marido Thomas cuando la exactriz tenía seis años
La relación madre e hija es muy estrecha, de hecho Meghan ha manifestado en muchas ocasiones su orgullo por los logros de su madre. Una de estas ocasiones fue el pasado año cuando Doria se graduó en trabajo social en la Universidad del Sur de California
Para el gran día de su hija, Doria no prescindió de su estilo y personalidad propia: sus pequeñas rastas y su piercing en la nariz, así de natural se presentó ante los británicos
Tras la ceremonia en la que su hija dio el sí al prícipe Harry, se pudo ver la sonrisa de Doria, que en algunos momentos de la misa tuvo que enjugarse las lágrimas. Acompañada por su consuegro, el príncipe Carlos y la mujer de este Camilla, abandonó la capilla con dirección a la recepción
Para la boda, escogió un abrigo y vestido de Oscar de la Renta en tono verde con motivos florales en blanco, con el largo bajo la rodilla, completado con un pequeño sombrero y un clutch blanco con detalles en negro