Una de las claves de su maquillaje ha sido la base ligera y fluida que ha lucido la novia y que dejaba entrever sus pecas, una de sus señas de identidad. El maquillador ha dado calidez al rostro de Meghan con un ligero blush rosado, el mismo tono que ha elegido para sus labios, siguiendo el protocolo que descarta los colores oscuros y llamativos.
Para las sombras de ojos el maquillador ha optado por tonos marrones, tierra y beige, reservando los más oscuros para la zona de las pestañas y los más luminosos para el arco bajo las cejas. Para potenciar aún más su mirada, ha lucido un ligerísimo eyeliner.
Meghan ha optado por seguir la tradición y recoger su cabello en un peinado sencillo y elegante elaborado por Serge Normant, que cuenta entre sus clientas con Julia Roberts o Sarah Jessica Parker. El estilista ha creado moño bajo trenzado al que ha añadido cierto desenfado al soltar, estratégicamente, algunos mechones alrededor de su rostro.
Para sus manos, la novia ha evitado la manicura francesa y ha decidido seguir el protocolo que exige la Casa Real Británica y que nunca se saltan la duquesa de Cambridge e Isabel II, eligiendo un tono muy natural, a medio camino entre rosa y nude. Según marca la tradición las mujeres de la Casa Real no deben utilizar colores llamativos para sus uñas.
En las semanas previas al enlace se ha especulado mucho no solo con el vestido con el que Meghan Markle caminaría hacia la capilla de St. George, sino con el look de belleza y maquillaje que elegiría la novia. Algunos aseguraban que se saltaría el protocolo luciendo el cabello suelto, otros estaban seguros de que respetaría -tanto en el peinado como en el maquillaje- la naturalidad que la caracteriza.
En un comunicado de la Casa Real han desvelado que, finalmente, Serge Normant, amigo de Meghan desde hace años, ha sido el encargado de elaborar su recogido. El maquillaje, por su parte, ha sido obra de Daniel Martin, Dior Brand Ambassador, que suele trabajar con frecuencia con Jessica Alba, Priyanka Chopra e incluso Olivia Palermo.