Es difícil pensar en John Travolta sin que un descarado Danny Zuko intentando conquistar a la dulce Sandy Olsson en cualquiera de las escenas de Grease pase por la mente. Convertido en uno de los actores más icónicos de su generación en Hollywood, tras consagrarse como rostro indispensable en la pantalla grande después de sus papeles en la ya mencionada Grease y Fiebre del Sábado Noche, Travolta no ha dejado de trabajar desde 1975, el año de su debut cinematográfico.
Desde hace unas semanas el protagonista de Pulp Fiction vive inmerso en el rodaje de Moose, el título con el que el músico Fred Durst (Limp Bizkit) vuelve a probar suerte como director de cine. En esta película John interpreta a un fan acosador que persigue de manera obsesiva a su ídolo. Para el papel, el actor ha tenido que cambiar radicalmente su aspecto, sumando algunos kilos a su físico, con un sorprendente y nada favorecedor corte de pelo, una descuidada barba canosa y un vestuario que difiere en todo de los estilismos elegantes con los que el intérprete acostumbra a pisar las alfombras rojas. La actualidad ofrece una excusa perfecta para repasar su evolución física