En su infancia, Adriana escuchaba a su padre cantar ópera cuando estaba en el baño, siendo él magistrado. Su madre es abogada y escritora: publicó en 2003 el libro Un mal paso, y siempre ha estado vinculada al mundo del cine, del teatro y la pintura, redactando textos o revisando guiones. Su hermano también estudió derecho, pero toca flamenco.