A poco tiempo del comienzo de las clases en la escuela de diseño Parsons, Brooklyn ha querido establecerse en la ciudad que será su nuevo hogar con la ayuda de un guía de excepción, nada menos que su padre David. De este modo, ambos han viajado hasta la Gran Manzana para iniciar los preparativos de la mudanza. Con una vida a medio camino entre Gran Bretaña y Estados Unidos, al exfutbolista no se le escapa ningún detalle de Nueva York, por lo que ha querido ejercer de cicerón para su vástago.
Como si de dos amigos se tratara, padre e hijo han recorrido las míticas calles de la ciudad ataviados con casi idénticas indumentarias (vaqueros negros, camiseta y camisa desabrochada).