El 2 de mayo, Carmen Ordóñez hubiera cumplido 62 años. Hoy su hijo mediano, Cayetano Rivera, torea en una de las plazas con más peso, en una ciudad que Carmen amaba, Sevilla. Dos fechas unidas por un lazo irrompible, el de una madre y un hijo.
“Yo, como hijo, recuerdo a mi madre con todo el amor del mundo. Siempre fue una buena madre para mí y para mis hermanos. Tenía sus cosas buenas y malas como todo el mundo, pero ella vivió su vida como quiso”.
En una sincera entrevista con la revista Vanity Fair, Cayetano definía con meridiana claridad el sentimiento que siempre tuvo hacia su madre y que permanece ahora, en tiempos de su ausencia.