Al mismo tiempo que comenzaba a estar en la nómina de colaboradores, su tía Isabel Pantoja empezaba a contar con ella como asistente personal, una realidad laboral que le costó tener más enemigos que defensores.
Ella, sin embargo, hacía oídos sordos y seguía adelante con su nueva vida: Anabel se convertía en relaciones públicas y socia de un local de copas de La Coruña. Para su inauguración Anabel aportó la presencia en el local de Kiko, su primo. Por aquel entonces, Anabel hablaba del arranque de su régimen, había perdido 9 o 10 Kilos: “Lo llevo bien, la tentación siempre está al lado la buena comida pero lo necesitaba por mi salud”.