Según las palabras de la propia Isabel Pantoja, Cantora ha sido para ella casi un lugar terapéutico: “Lo que más me gusta del mundo es venirme aquí, a curar mis heridas de combate”. Un entorno donde Isabel ha vivido los momentos más dulces y también más delicados de su vida.
La finca Sevillana fue el contexto perfecto de su historia de amor con Paquirri, tras los muros de Cantora, Isabel protegió el comienzo de su historia de amor con Julián Muñoz, un romance que le llevó a vivir una de las experiencias más traumáticas de su vida: su paso por la cárcel. Un agujero oscuro en su existencia, cuyas secuelas también curó en Cantora, donde se encerró a cal y canto tras ver la luz.
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