¿Copos de nieve caen desde el cielo o son sólo estrellas de papel? Si entornamos los ojos es como si ya hubiera empezado a nevar en Washington...
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Arcos de bolas y campanas de Navidad decoran uno de los pasillos principales de la casa: es como pasar debajo de un pasillo de ramas y hojas artificiales
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Los muñecos de la casita de gengibre parecen comestibles, ¿se atreverá alguno de los visitantes a incarles el diente?
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Una máquina de caramelos está en un rincón del comedor de Estado y tiene dentro miniaturas de una diligencia, árboles de caramelo, casitas de chocolate y pequeños regalos. La pega es que al meter la moneda no va a caer nada... ¿o sí?
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Los abetos que están en los pasillos de la Casa Blanca están cargados de grandes bolas de colores brillantes, enormes puntos de atención para todo el que pasa por estos pasillos
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¿Una gran Casa Blanca de gengibre? ¿Y por qué no? Todo es posible en este despliegue de adornos que incluso cuenta con pequeñas figuritas que se acercan a las puertas de esta pequeña miniatura
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Las mascotas de los Obama, sus perros Sunny y Bo, no se podían quedar si su adorno. Este rincón está dedicado a ellos, que son casi tan famosos como sus dueños
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¿Quién dice que la decoración sea sólo de interior? El jardín de la Primera Dama también se ha vestido de Navidad y, aunque no hay nieve aún, sí que hay muñecos que, tal vez dentro de algunas semanas sean sustituidos por sus hermanos que se derriten
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En el comedor de Estado, dos grandes árboles flanquean la chimenea y, a sus pies, es como si Papa Noel hubiera pasado ya por allí, se acumulan grandes juguetes como un oso de peluche, dos soldaditos y un tren cargado de ilusión
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En la entrada del ala este hay un trineo con pingüinos hechos de lo que parece una especie de cartón, un símbolo quizá del frío que caracteriza al invierno que se vive precisamente en la Costa Este del país