Amal Alamuddin consiguió el pasado 27 se septiembre lo que parecía imposible, que George Clooney abandonara su codiciada soltería. La pareja regresó al lugar donde había empezado su historia de amor, Italia, y allí en el majestuoso Aman Canal Grande, el único hotel de siete estrellas de Venecia, se unieron en una íntima ceremonia a la que la revista ¡HOLA! tuvo acceso. Presentes estuvieron invitados, de al menos treinta nacionalidades, entre los que se encontraban Matt Damon y su esposa argentina, Luciana Bozán Barroso, o Cindy Crawford y su marido, Rande Gerber. La boda tuvo lugar en el salón del piano nobile, que tradicionalmente es el piso más lujoso de los palazzi, con preciosas lámparas de araña de cristal de Murano y paredes decoradas con frescos. Amal, con su estilo relajado y elegante, no decepcionó: su aparición fue arrebatadora con una creación del recientemente fallecido Óscar de la Renta, con la cara cubierta con un velo y con joyas de la prestigiosa joyera libanesa Chatila. Una ceremonia de ensueño, tras la que se hizo pasar a los invitados al comedor, cuyas paredes estaban forradas de lujosos tejidos. Allí se sirvió un menú clásico italiano compuesto por cinco platos regado con el mejor vino y con tequila de la propia marca del actor