Tamara Falcó ha vuelto a dejar claro que su apoyo a Íñigo Onieva es incondicional. La pareja ha estado estos días en Londres, donde el empresario ha completado con éxito una de las maratones más emblemáticas del mundo, mejorando incluso su propia marca registrada seis meses antes en Berlín. Durante la carrera, Tamara lo animó desde lugares tan icónicos como el London Bridge o la Torre de Londres, en compañía de amigos y de su inseparable amiga Luisa. No se perdió ni un paso, ni un gesto de esfuerzo o de alegría. De hecho, el matrimonio protagonizó un emotivo y espontáneo momento de complicidad que ambos capturaron desde sus respectivos puntos de vista.
Tras cruzar la línea de meta, Íñigo compartió no solo sus logros deportivos —"Me alegra haber mejorado 10 minutos desde mi último maratón, pasando de 4:54 min/km a 4:39 min/km"—, sino también un mensaje que hablaba mucho más de lo personal: “Y sobre todo, a mi esposa, que apoya cada uno de mis proyectos como si fueran suyos. ¡Sigamos adelante!”. Una frase breve pero significativa, que despeja con elegancia los rumores recientes sobre la solidez de su relación.
Tamara, por su parte, también celebró el logro en sus redes sociales con entusiasmo y visión de futuro: “¡Qué ilusión ver a dos españoles dándolo todo! Berlín y Londres tachados… ¡A por Tokio, Boston, Chicago y Nueva York!”. Una declaración que no solo confirma su compromiso, sino que refuerza la imagen de una pareja que avanza unida, kilómetro a kilómetro.
Pero su paso por Londres no se limitó al deporte. La pareja aprovechó para hacer una auténtica ruta gourmet por algunos de los locales más exclusivos y de moda de la ciudad. Una combinación de nuevos descubrimientos y clásicos infalibles que dejó claro el gusto refinado y cosmopolita de ambos. En una ciudad que conocen bien y que sienten casi como un segundo hogar, encontraron el escenario ideal para descubrir sabores inéditos y revivir lugares llenos de recuerdos compartidos.
Nuevos descubrimientos
Entre sus nuevos hallazgos destaca Zēphyr, un sofisticado restaurante griego en Notting Hill que les conquistó por su elegancia y su propuesta helénica contemporánea. Con un ambiente chic y una carta que reinventa los sabores tradicionales con ingredientes frescos y una impecable presentación, no es de extrañar que se haya convertido en uno de los lugares más codiciados del momento.
También visitaron The Roof Gardens, un club privado solo para miembros ubicado en lo alto de un edificio histórico de Kensington. Este oasis urbano, que recuerda al icónico Chiltern Firehouse por su ambiente cosmopolita, ofrece jardines suspendidos, cócteles de autor y vistas privilegiadas del skyline londinense. Un lugar ideal para desconectar sin salir del centro.
Y para una experiencia más informal —aunque igualmente cuidada—, la pareja disfrutó del ambiente de The Pelican, un pub convertido en templo del buen gusto. Considerado uno de los más elegantes de la ciudad, The Pelican fusiona la tradición del pub británico con una estética contemporánea y una carta basada en ingredientes locales, cuidadosamente elaborada.
Clásicos de siempre
Por supuesto, no podían faltar en su ruta algunos de los grandes clásicos que Tamara e Íñigo ya consideran parte de su ritual cada vez que pisan Londres. Sitios que conocen bien y que, con el tiempo, se han convertido en paradas obligadas de su recorrido por la ciudad.
Uno de ellos es The Wolseley, un emblema del desayuno londinense ubicado en Piccadilly. Este elegante café-restaurante de inspiración vienesa, con suelos de mármol y columnas doradas, es frecuentado por la alta sociedad británica y resulta perfecto para comenzar el día con un toque de sofisticación.
Otro habitual en sus visitas es Chelsea Ivy Garden, una de las joyas del oeste londinense. Su terraza florida y su decoración exuberante ofrecen el marco ideal para largas sobremesas entre amigos, en un entorno relajado pero lleno de encanto.
En el capítulo del lujo clásico destaca Cipriani (Harry’s Bar), sinónimo de elegancia atemporal. Frecuentado por aristócratas y celebridades, este restaurante italiano ofrece platos icónicos como el carpaccio o los tagliolini al horno, servidos con la discreta excelencia que caracteriza a la casa.
También volvieron a The Connaught, más que un hotel, una auténtica institución. Su bar, dirigido por el legendario mixólogo Agostino Perrone, está considerado uno de los mejores del mundo. Allí, la coctelería se convierte en arte, y el ambiente invita a cerrar la noche con un brindis a la altura de la jornada.