,type=downsize)
Mientras España entera trataba de ponerse en contacto con sus seres queridos en medio del gran apagón de 2025, en el plató de Espejo Público se vivía un momento de lo más humano y familiar: la hija de Susanna Griso, Mireia, llamaba en directo a su madre buscando respuestas... y algo de consuelo.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
La joven, atrapada en su coche eléctrico en pleno atasco del Paseo de la Castellana, relataba cómo llevaba más de veinte minutos sin moverse ni un palmo. Desde plató, entre bromas y advertencias, trataban de disuadirla: "¡No entres! ¡Te vas a quedar ahí!", le decían. Pero ya era tarde: "Estoy bloqueada", admitía resignada.
La escena, entre preocupada y cómica, mostraba la otra cara del caos: coches parados, gente charlando en la calle, y un plató convertido en improvisada central de emergencias. "¿Tienes batería suficiente?", preguntaban desde el programa, mientras Susanna tranquilizaba a su hija. ¿La respuesta? "Sí, pero es eléctrico", lo que no cambiaba demasiado la recomendación: apagar el motor, respirar hondo y esperar.
Mientras la Castellana y la A-1 se convertían en auténticos parkings improvisados, Susanna combinaba el rigor informativo con la preocupación más íntima: la de una madre que siempre está al otro lado del teléfono. Griso, que es madre de tres hijos —Jan, Mireia y Dorcette— y madre de acogida de Koudus, vive volcada en su familia. Jan, su hijo mayor, estudia Filosofía en la Sorbona de París; Mireia, la joven que protagonizó la llamada en pleno apagón, cursa una exigente doble carrera de Filosofía, Derecho, Políticas y Economía; y en casa, la pequeña Dorcette, de once años, que aún continua en el colegio, llena de vitalidad sus días.
Pero además de disfrutar de la maternidad, Susanna también tiene ocupado el corazón. Tras poner fin a su relación con Íñigo Afán de Ribera el pasado verano, con quien mantuvo un noviazgo de más de dos años, ha vuelto a ilusionarse. Ahora atraviesa una etapa especialmente feliz junto a Luis Enríquez, un viejo amigo de toda la vida que, con el tiempo, se ha convertido en su gran apoyo y compañero de vida.