Después de cuatro intensas jornadas en las que más de 150.000 personas se han acercado a despedirse del Papa Francisco — según los datos proporcionados por la Oficina de Prensa del Vaticano —, la capilla ardiente del Sumo Pontífice ha sido oficialmente clausurada. Alrededor de las 17:00 horas de este viernes 25 de abril, tras emitirse un aviso por parte del Departamento de Protección Civil italiano, las autoridades comenzaron a cerrar los accesos de las colas formadas en los alrededores, donde miles de fieles aguardaban para rendir pleitesía al Santo Padre. Más tarde, en un momento solemne cargado de simbolismo y privado, hacia las 20:00 horas, el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, ha procedido al sellado del féretro.
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El deseo del Pontífice era el de "simplificar y adaptar algunos ritos para que la celebración de las exequias del obispo de Roma exprese mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado". Por ello, el propio Papa Francisco aprobó este nuevo ritual que aprobó que se publicó en noviembre, el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, sustituyendo la edición anterior, del año 2000.
Una ceremonia que ha dado comienzo a las 20:00 cuando el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, ha llevado a cabo el acto protocolar del sellado del féretro, marcando así el cierre definitivo de este emotivo capítulo en la despedida del líder de la Iglesia Católica. Un acto solemne que ha tenido lugar en la más estricta intimidad y el cual está determinado por una serie de pasos de obligatorio cumplimiento.
Primeramente, se procedió a la lectura del rógito, una semblanza de la vida del difunto. A continuación, tuvo lugar un himno de alabanza mientras cubrían el rostro del Papa con un velo blanco de seda, signo de que su rostro sin vida será iluminado por una luz eterna. Posteriormente se roció el cuerpo con agua bendita e introdujeron en el ataúd, fabricado en madera con revestimiento de zinc y en cuya tapa se encuentra la cruz y el escudo papal, el papel que contiene el rógito leído: un pergamino escrito en latín clásico con todos los hechos más relevantes del Sumo Pontífice. "Su recuerdo permanece en el corazón de la Iglesia y de toda la humanidad (...) Los últimos años de su pontificado han estado marcados por numerosos llamamientos a la paz, contra la tercera guerra mundial por partes en diversos países, especialmente en Ucrania, así como en Palestina, Israel, Líbano y Myanmar (....) Francisco deja a todos un admirable testimonio de humanidad, vida santa y paternidad universal", reza el citado escrito.
Después, depositaron en el féretro una bolsa con doce monedas dentro del ataúd, acuñadas durante el pontificado que señalan su duración: de oro por cada año, plata por cada mes extra y de bronce por los días extra desde el aniversario de su elección. Durante la ceremonia, el cardenal camarlengo, Kevin Farrell estuvo acompañado del decano del colegio cardenalicio Giovanni Battista, así como otros seis cardenales, entre ellos el presbítero Roger Michael Mahony, el protodiácono Dominique Mamberti el arcipreste de la Basílica Mauro Gambetti.También el secretario de Estado Pietro Parolin, el vicario general de Roma Baldassare Reina y el limosero del papa Konrad Krajewski.
Tras terminar la ceremonia, el ataúd, una vez cerrado, fue asegurado con un cordón de seda morada sellada con cera derretida en la que el cardenal camarlengo imprime el escudo de armas del pontífice. El féretro fue sellado por el cardenal camarlengo, la prefectura de la Casa Pontificia, la Oficina de Celebraciones Litúrgicas y el Capítulo Vaticano. Para finalizar, se cantaron los salmos 41 —como busca la cierva corrientes de agua— y 26 —el Señor es mi luz y mi salvación—. Esta sábado tendrá lugar el funeral en el que habrá una Misa de Réquiem en la Basílica de San Pedro y estará presidida por el decano del Colegio de Cardenales y concelebrada por los demás cardenales y obispos presentes.
Este sábado 26 de abril se celebrará el funeral del Papa Francisco con una Misa de Réquiem en la Basílica de San Pedro. La ceremonia va a estar presidida por el decano del Colegio de Cardenales y concelebrada por cardenales y obispos presentes. El rito incluirá cantos solemnes y oraciones especiales, culminando con la Absolución Final, en la que se encomendará el alma del Sumo Pontífice a Dios. Al acto litúrgico asistirán jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de América, Europa, Asia y África, además de miembros de diversas Casas Reales. De hecho, durante este viernes 25 de abril, algunas delegaciones ya han acudido a rendir homenaje y ofrecer su último adiós. Según ha informado el Vaticano, "se han confirmado 130 delegaciones internacionales para el funeral, entre ellas unos 50 jefes de Estado y diez monarcas reinantes".
Tras la misa, los restos mortales del Papa Francisco van a ser trasladados a la Basílica de Santa María la Mayor, en cumplimiento de su última voluntad recogida en testamento. El Santo Padre solicitó ser enterrado allí, en una tumba sencilla, alejándose del protocolo habitual que contempla el descanso final de los pontífices en la Basílica de San Pedro.