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Geneviève Jeanningros, la amiga del papa Francisco que vive en una caravana y se ha saltado el protocolo en la despedida

El sumo pontífice llamaba cariñosamente 'L'enfant terrible' a esta religiosa que ha sido la única que no ha tenido que cumplir las estrictas normas en la capilla ardiente 


23 de abril de 2025 - 20:09 CEST

En medio de un silencio absoluto, únicamente roto por las lágrimas y los aplausos, ha llegado el cortejo fúnebre del papa Francisco a la basílica de San Pedro, abarrotada de fieles que esperaban en la plaza para presentar sus respetos. Una vez instalado el féretro en el altar, los miembros de la Curia se han acercado en grupos de cuatro al pontífice, junto al que han estado escasos segundos. En medio de este protocolo ha llamado la atención la presencia de una monja que no ha tenido límite de tiempo. Se trata de sor Geneviève Jeanningros, quien protagoniza una curiosa historia que te contamos a continuación.

Media Image© Vatican Media
Media Image© Vatican Media

La religiosa argentina, con una mochila verde a la espalda, no ha seguido ningún protocolo y ha estado siete minutos llorando y rezando junto a los restos mortales de Francisco. Perteneciente a la orden de las Hermanitas de Jesús, ha huido de los formalismos porque en su caso no ha despedido a un pontífice, sino a un buen amigo al que conoce desde hace décadas y con el que se reunía en unos actos completamente novedosos en un papa. Porque él siempre apostó por una iglesia abierta y universal y estas reuniones eran la mejor muestra de esa modernización.

El papa Francisco y sor Geneviève tenían una relación sencilla, sin florituras ni normas. Eran dos personas convencidas de que se puede cambiar el mundo e hicieron todo lo posible para conseguirlo. La religiosa siempre ha vivido de forma ambulante. De hecho, eligió como residencia una caravana en el  Parco Lido - Il Luna Park di Ostia, un parque de atracciones muy cerca del mar en el que convivía con los feriantes, con trabajadores del circo...

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La religiosa de 81 años acudió a varias audiencias en El Vaticano y siempre acudió acompañada de grupos de personas homosexuales, transexuales o dedicadas a la prostitución, sectores en los que sigue estando volcada. También se movilizó para que los colectivos desfavorecidos recibieran ayuda de la Santa Sede durante la crisis sanitaria. Quería que el papa Francisco conociera estas realidades sociales y se interesara por todos los estratos, ya que ambos estaban convencidos de que todos somos iguales ante los ojos de Dios.

La amistad se fraguó mucho antes de que el cardenal Bergoglio se convirtiera en papa. Ella es sobrina de Leonie Duquet, monja francesa que se convirtió en un símbolo tras ser secuestrada y asesinada durante la dictadura militar de Argentina, país en el que nació Su Santidad, al que Geneviève pidió que se hiciera justicia sin imaginar que comenzaría así una amistad inquebrantable.

Papa Francisco© Getty Images

El papa Francisco se refería cariñosamente a sor Geneviève como l’enfant terrible. Ese carácter decidido, rebelde y 'revolucionario' en una institución tan tradicional la convierten en una monja diferente, pero él tampoco fue un pontífice al uso. Jorge Mario Bergoglio fue pionero en muchos aspectos, marcado por la apertura, la inclusión, la modernidad y la sencillez. Siempre quiso ser "un pastor con olor a oveja" al frente de una iglesia global en la que todos tuvieran cabida. 

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