El papa Francisco ha fallecido este lunes, 21 de abril, a los 88 años, un día después de impartir la bendición 'Urbi et Orbi' desde el balcón central de la Basílica de San Pedro con motivo del Domingo de Resurrección. Será recordado por diversos motivos que tienen que ver no solo con su origen y su manera de afrontar su misión como jefe de la Iglesia, sino con los cambios que introdujo en el seno de la misma para adaptarla al siglo XXI. Mientras se llora su perdida, el Vaticano ya ha anunciado el inicio del meticuloso protocolo funerario que incluye varias etapas clave y que es distinto al que se vivió con su llegada, en el año 2013, puesto que entonces se trataba de la renuncia de su predecesor, Benedicto XVI. Ahora, tras la muerte del Papa Francisco, que simplificó ese protocolo, comienza un tiempo de luto oficial paralelo a la organización del cónclave.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Sede Vacante:
Este periodo comienza inmediatamente después del fallecimiento del papa. Durante este tiempo, la Iglesia Católica queda sin un líder supremo, y el camarlengo asume la administración temporal del Vaticano, actualmente es el cardenal Kevin Joseph Farrell, el que ya ha asumido el control temporal y supervisará los preparativos para el cónclave, así como los pasos previos, comenzado esta noche con el rito solemne de la constatación de la muerte y la colocación del cuerpo del pontífice en el féretro.
Certificación de la muerte:
El camarlengo verificará oficialmente el fallecimiento del papa, siguiendo el rito solemne de la constatación de la muerte, una tradición que incluye pronunciar tres veces su nombre de bautismo y que incluye que el cuerpo sea depositado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc. Este rito tendrá lugar en la Capilla de Santa Marta y asistirán el Eminentísimo Decano del Colegio Cardenalicio, el Director y el Vicedirector de la Dirección de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano. También están convocados los familiares del papa. Cabe recordar que el pontífice solo tiene una hermana, María Elena, que vive en Argentina, su prima Carla, que es muy mayor, y un sobrino, José Luis Narvaja, que es teólogo y profesor universitario.
El féretro se traslada a la Basílica de San Pedro, donde se expone para que los fieles puedan venerarlo. El ataúd se cierra definitivamente la víspera de la misa exequial. Hay que recordar que todo ello es custodiado por la Guardia Suiza Pontificia, el ejército más pequeño del mundo y un cuerpo militar fundado en 1506 por el papa Julio II para servir en el Vaticano, protegiendo al papa y garantizando la seguridad de la Santa Sede.
Sellado de habitaciones:
El sellado de las habitaciones del papa es una tradición que forma parte del protocolo tras su fallecimiento. Este acto simbólico tiene varios propósitos: se asegura que las pertenencias del papa queden intactas y protegidas, evitando cualquier acceso no autorizado; y marca el término de su pontificado y simboliza que la Sede Apostólica está vacante, por tanto, es un paso importante en la transición hacia la elección de un nuevo Papa. Una vez más es el camarlengo el que supervisa este proceso, que incluye también la destrucción del Anillo del Pescador, otro símbolo de la autoridad papal.
Funeral y Novendiales:
El funeral se celebra entre el cuarto y sexto día tras el fallecimiento, seguido de nueve días de duelo oficial con misas diarias. Se trata de un momento de la máxima solemnidad y profundamente arraigado en la tradición de la Iglesia Católica, ya que no solo honran la memoria del Papa fallecido, sino que también marcan el inicio de la transición hacia la elección de su sucesor. El funeral del se celebrará en la Basílica de San Pedro, generalmente entre el cuarto y sexto día después de su fallecimiento, y presidirá la ceremonia el cardenal decano Giovanni Battista Re, quien después de la misa acompañará los restos a la basílica de Santa María la Mayor, donde está su tumba. Durante la misa exequial, se destacan los aspectos pastorales del papa, siguiendo las reformas introducidas por él mismo para simplificar el ceremonial.
De forma paralela tienen lugar los novendiales, que es une periodo de nueve días de luto que ya han comenzado con el fallecimiento del papa. Cada día se celebra una misa solemne en sufragio de su alma, dirigida por diferentes grupos dentro de la Iglesia. Las ceremonias tienen lugar principalmente en la Basílica de San Pedro y están diseñadas para representar a las diversas comunidades de fieles que componen la Iglesia.
Cónclave:
El cónclave es el proceso mediante el cual los cardenales (menores de 80 años) de la Iglesia Católica eligen a un nuevo papa tras la muerte o renuncia del anterior. Este evento está cargado de simbolismo y tradición, y sigue un protocolo muy específico que incluye el símbolo más conocido, la fumata blanca que anuncia la elección del sucesor. El cónclave comienza entre 15 y 20 días después de la muerte del Papa. Este periodo permite que todos los cardenales electores lleguen a Roma. Se celebra una misa solemne llamada Pro Eligendo Papa en la Basílica de San Pedro, tras la cual los cardenales se trasladan en procesión a la Capilla Sixtina. Una vez dentro de la Capilla Sixtina, se pronuncia la frase Extra omnes ("¡Fuera todos!"), indicando que solo los cardenales electores pueden permanecer, quedando completamente aislados del mundo exterior para evitar influencias externas. No tienen acceso a teléfonos, prensa ni contacto con el exterior.
Entonces comenzará el proceso de votaciones: cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta y la deposita en una urna. Un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Si no se alcanza esta mayoría tras varias rondas, se permite una votación entre los dos candidatos con más apoyos, donde basta con mayoría simple. Tras cada ronda de votación, las papeletas se queman. El humo negro indica que no se ha alcanzado un consenso, mientras que el humo blanco anuncia que un nuevo papa ha sido elegido. Una vez elegido, el nuevo papa es preguntado si acepta su elección. Si lo hace, elige su nombre papal y con él es presentado al mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro con la proclamación Habemus Papam.