Será recordado por muchas cosas, aunque una de las principales labores que llevó a cabo el papa Francisco durante su Pontificado fue un extenso programa de reformas en el seno de la Iglesia. Cambios que afectaron a aspectos como la organización, la economía y la apertura de la institución a la mujer, con los que buscaba atender los desafíos del mundo moderno, optimizar y adaptar algunos procesos burocráticos. También se ocupó de cuestiones doctrinales, como el mayor peso de los laicos en la labor de evangelización y abogar por una mayor inclusión de los diversos sectores de la sociedad. No siempre fueron bien acogidas sus iniciativas, sobre todo en los sectores más conservadores, que cuestionaron muchas de sus decisiones. “El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas", instó en una ocasión.
A continuación repasamos algunos de los cambios más relevantes que promovió el Pontífice:
Las instituciones económico financieras de la Santa Sede fueron las primeras en sufrir cambios. En 2014, se crea el Consejo para la Economía, que supervisa la gestión económica y vigila las estructuras y actividades administrativas y financieras de los departamentos (llamados dicasterios) de la Curia Romana (es el conjunto de órganos del gobierno de la Santa Sede). Se creó además la Secretaría para la Economía, que es el dicasterio de control y dirección de la Curia Romana, encargado de coordinar los asuntos económicos y administrativos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano. Tiene competencias también en materia de personal.
Con esta medida se trataba de organizar las finanzas de la administración del Estado Vaticano, un problema que se arrastraba desde hace años. Entre las reformas que llevó a cabo en materia económica, quiso mejorar además el control sobre las cuentas bancarias de la institución y el empleo de recursos para programas dirigidos a los más necesitados.
En 2022, cambió la estructura interna de la Congregación para la Doctrina de la Fe, separando las competencias doctrinales y disciplinarias. El objetivo era dar importancia a la sección doctrinal y a su papel fundamental en la promoción de la fe, pero sin dejar de lado la actividad disciplinaria. Durante décadas se invirtieron muchos esfuerzos para investigar los casos de abusos en el seno de la institución, una labor a la que el papa concedió también una importante atención durante su Pontificado.
La Constitución Apostólica de la Curia Romana
A principios de 2022 se aprobó la Constitución Apostólica de la Curia Romana Praedicate Evangelium (Predicar el Evangelio), después de un trabajo de ocho años en los que se analizó el sistema y se pusieron en marcha cambios para lograr una Iglesia más transversal e inclusiva. Estipula que los nombramientos de cargos de clérigos y religiosos en la Curia fueran por cinco años, renovables por un segundo quinquenio, con mayor movilidad e intercambio entre Roma y las Iglesias locales. Además hacía accesible los departamentos y ministerios vaticanos no solo a los cargos eclesiásticos, sino también a laicos y, en este sentido, sin distinción de género (como ocurre con los cargos religiosos). Esto abre una puerta hasta ahora cerrada a la mujer. Así, se establece que cualquier persona bautizada, incluidas las mujeres, pueden dirigir los departamentos del Vaticano. Se reflejó el cambio, por ejemplo, en el nombramiento de la religiosa javeriana francesa Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos, la primera mujer con voto en esta institución.
Además de abrir espacios para la mujer, que ha adquirido así un mayor peso en la labores de la institución, promovió una difusión más eficaz de la fe y fomentó la labor de servicio de la curia en favor de las iglesias locales. Se reduce el tiempo en el que un cargo importante puede estar en manos de una persona, para así descentralizar y rebajar privilegios. Tampoco habrá una misma persona en distintos roles para agilizar la gestión. El papa aumentó el control sobre los departamentos de la Iglesia, para comprobar que se utilizaban con afán de servicio. Se creó además una Comisión Pontificia específica para la protección de los menores. Esta constitución abordó tres de las grandes preocupaciones del Pontífice: el papel de la mujer, la protección de los menores y el control de la compleja estructura vaticana. Reformó además los medios de información oficiales del Vaticano.
En el verano de 2022, decide reformar la organización católica Opus Dei. El documento papal, bajo el título Ad charisma tuendum (Para tutelar el carisma), señala que esa prelatura pasa "a depender del Dicasterio (o ministerio) del Clero" y cada año, en vez de cada cinco, el prelado deberá presentar a ese órgano un informe acerca de la situación interna y el desarrollo de su trabajo apostólico.
Los debates doctrinales y la labor diplomática
En lo doctrinal, el papa Francisco puso énfasis en la misericordia y en la acogida. Planteó el debate sobre el rol de la familia moderna, por ejemplo, hablando sobre la apertura de la Iglesia a los divorciados que se han vuelto a casar y los homosexuales, y mostró su preocupación por la defensa del medio ambiente -ha sido por ejemplo el primer pontífice en escribir una encíclica verde-. Ejerció como uno de los grandes mediadores de la escena internacional, llevando a cabo una intensa labor diplomática. Influyó por ejemplo en la apertura de fronteras entre Cuba y Estados Unidos y reunió a los líderes de Israel y Palestina, para que conversaran. Tuvo su participación además en la firma de los acuerdos de paz en Colombia y en la negociación entre las dos Coreas.
Fue uno de los líderes mundiales en poner el acento en el drama de los refugiados y en pedir a las naciones su colaboración en la acogida y cuidado de quienes huyen de circunstancias de pobreza, guerra o hambre. Fue muy crítico con los países sobre sus políticas en este sentido. Para demostrar la importancia que concedió a esta cuestión, hizo su primer viaje oficial como Pontífice a Lampedusa, un enclave tristemente recordado por reflejar la dramática situación de los inmigrantes que tratan de cruzar el Mediterráneo. El papa Francisco llevó el mensaje de la Iglesia a Europa y Latinoamérica, pero también a Oriente Medio a través de sus viajes, con los que buscaba acercarse a todas las personas, no solo a los creyentes.
En uno de sus últimos libros, Os ruego en nombre de Dios, expresaba el Pontífice algunas de las peticiones que hacía a la humanidad: la erradicación en la Iglesia de la cultura de los abusos; la protección de la casa común; una comunicación que combata las fake news y evite los discursos de odio; una política que trabaje por el bien común; que se abran las puertas a los migrantes y refugiados; que se promueva y anime la participación de las mujeres en la sociedad; que se permita y fomente el crecimiento de los países pobres; la universalización el acceso a la salud; y que el nombre de Dios no sea utilizado para fomentar guerras. Algunas de ellas fueron abordadas en los cambios que puso en marcha.