Las reacciones por la muerte de Mario Vargas Llosa continúan llegando. A las sentidas palabras de sus familiares y amigos más cercanos se suman ahora las de Nada Chedid, pareja de su hijo mayor, el periodista y escritor Álvaro Vargas Llosa, de 59 años.
Junto a una emotiva foto, Chedid ha expresado su dolor por el fallecimiento del Premio Nobel de Literatura, con quien compartió una estrecha relación familiar durante los últimos cuatro años. "Aunque ya no estás, dejas atrás muchos recuerdos de conversaciones, viajes y, sobre todo, humor. Te debo mi español y todo lo que vino gracias a ello. Qué oportunidad haber podido conocerte en esta última etapa de tu increíble vida. Descansa en paz, querido Mario, te extrañaremos", ha dicho.
Este no ha sido su único homenaje público al gigante de las letras. En su cuenta de X (antes Twitter), ha compartido otra foto acompañada de este mensaje: "Se ha ido el inmenso Mario Vargas Llosa, pero lloro al hombre que tuve la suerte de conocer en esta última etapa de su vida. Los momentos que compartí con él, el humor, las conversaciones quedarán para siempre. Descansa en paz mi querido Mario", ha compartido con esta foto.
Tras divorciarse de Susana Abad en 2021, Álvaro inició una relación con Nada, originaria del Líbano y traductora de español.
Apasionada por nuestra lengua, Nada dedicó varios años de su carrera al Instituto Cervantes de Beirut. Fue en esa ciudad, durante una visita familiar en 2006, donde Álvaro y ella se conocieron. En febrero de 2020, antes del estallido de la pandemia mundial de Covid, ambos se reencontraron en París. Pocos meses después, en agosto, Nada sobrevivió a la devastadora explosión de Beirut. Un año después, la revista ¡HOLA! publicó en exclusiva las primeras imágenes de la pareja.
Antes de formar parte de la familia Vargas Llosa, Nada admiraba profundamente a Mario como escritor. Sin embargo, una vez convertida en miembro del clan, se enamoró igualmente de su humanidad.
Aunque no está casada con Álvaro, el autor de Conversación en la catedral o La ciudad y los perros fue para ella un suegro excepcional, con quien tuvo la oportunidad de compartir veranos y presenciar uno de los momentos más significativos de su carrera: su ingreso a la Academia de Escritores de Francia.